PANTALLA SÓNICA #45 | Tuixén Benet
Conocí a Tuixén Benet hace como 10 años, qué se dice pronto, en el añorado espacio Off Limits de Lavapiés, cuando vino a Madrid para presentar su compañía; Les Filles Föllen desde donde hacían versiones de clásicos de la performance con mucho feminismo y mucho sentido del humor. Poco después la vi como intérprete en la película Spinario dirigida por Alex Reynolds. Después la he ido siguiendo en videoclips de éxito y con gran interés con sus obras detrás de la cámara. Además, se fue a California y allí compartimos amistades comunes de españolas en el exilio angelino. Actualmente por fin hemos podido trabajar juntas gracias en la exposición que puede verse ahora en el DA2 de Salamanca. Tuixén Benet es sin duda uno de esos nombres a seguir del audiovisual contemporáneo. Ella en Los Ángeles y yo en Madrid, conversamos sobre toda su trayectoria artística.
Hola Tuixén, un placer tenerte en la Pantalla-Sónica de Inquire Magazine
Hola Natalia! El placer es mío! Buenos días, aquí son las 6:19 de la mañana.
A tope desde Los Ángeles, es lo bonito ya que estamos online a un lado y otro del charco. Pues ya que estamos hablando de California, cuéntanos qué es lo que estás haciendo por esas tierras.
Me vine a estudiar un Máster de Dirección de Cine y me quedo dando clases de cine y danza en la misma universidad donde estudié, eso si mi visado llega a tiempo…
Tú empezaste como bailarina y coreógrafa, antes de arrancar trayectoria como cineasta, colaborando en numerosos videoclips, publicidad, también en escénicas e incluso junto a artistas pop como Javiera Mena. ¿Cuándo decides pasar al otro lado y contar tú las historias?
Al terminar coreografía en el Institut del Teatre seguí dos caminos, el de la creación escénica con Les filles Föllen y en solitario; y la colaboración coreográfica en el medio audiovisual. En la creación escénica ya contaba mis historias, así que la evolución para mí fue el querer contarlas a través no solo del cuerpo presente sino de la pantalla. Hice unas primeras investigaciones a través de videoclips, pero me dí cuenta que quería alargar la narrativa y explorar más allá de la creación que acompaña una canción. De ese ímpetu salió Aloma i Mila, una peli que nos fuimos a rodar sin saber muy bien qué sería. El proceso de post-producción de la peli fue horrible, no entendía nada, y de la frustración de no saber cómo terminar decidí parar y aprender. Me vine a California a estudiar el Máster de Dirección que me ha permitido entender mejor la narrativa cinematográfica y saber cómo interaccionar con ella desde mi punto de vista coreográfico.
El cuerpo y el gesto no obstante atraviesan hasta el momento todas tus películas y además considero que van más allá de las denominadas dance-films o videodanzas, ¿cómo se consigue ese integrar el movimiento de una forma tan diferente a lo habitual con las narrativas de ficción cinematográficas?
Aha! Exacto, éste fué el problema con el que me encontré al empezar a hacer películas. Cómo combinar la narrativa cinematográfica, que es literal y presenta un mundo real (incluso si es un mundo fantástico o de ciencia ficción, es una realidad que en la que el espectador debe creer), con la narrativa coreográfica, que es abstracta y que escapa el significado. No sé si hay una fórmula, pero me ayuda trabajar con bailarines en lugar de actores y proponer siempre un acercamiento gestual a lo que está pasando pero tratar los espacios como lugares reales. Es decir, el personaje vive en un mundo abstracto y se relaciona con sus emociones de una manera gestual, pero el mundo en el que vive y las personas con quien se relaciona son reales. Con estas premisas creo que de alguna forma se consigue hacer aterrizar el gesto y simbolizar el paisaje.
Actualmente en el DA2 de Salamanca podemos ver cuatro de tus obras dentro del ciclo Visiones Contemporáneas. Un rasgo común que hay en todas ellas es que el protagonismo recae en personajes femeninos, se respira sisterhood y activismo feminista. Esta actitud, ¿responde a un trabajo premeditado o lo tienes totalmente naturalizado? ¿salen de manera orgánica estos temas?
Un poco de cada. En casa mi madre siempre nos ha hablado de feminismo por lo que es un tema importante para mí. Hay algunas decisiones que sí son premeditadas y que surgen de mis preguntas sobre este tema, pero también responde a una creación que quiere honrar la admiración que tengo por mis amigas colaborando con ellas. Últimamente quizás más que la intención de hablar de algo me impongo ciertos límites o cuestiono las formas de tratar el cuerpo y la narrativa de la mujer para deshacerme de algunos vicios que tenemos impuestos casi de forma imperceptible.
En tus películas es importante también los espacios donde desarrollas movimientos y acciones de las protagonistas. ¿Cómo buscas las localizaciones y decides rodar en sitios tan dispares como Marina D’Or en la costa levantina?
Tiene que ver con lo que comentaba antes, busco espacios reales que permitan un tratamiento simbólico de las emociones de los personajes. A parte de una estética muy concreta, Marina d’Or significaba sentirse sola en medio de la muchedumbre, la sensación de estar en un lugar lleno de cosas pero que ninguna es real. Para Unitats de Xoc II fuimos a rodar en espacios reales de la Guerra Civil, como el pueblo antiguo de Corbera d’Ebre y las trincheras d’Els Barrancs, donde Angela vestida de blanco cae y se levanta entre los pinos y una puesta de sol. El lugar es real, lo que hace ella es abstracto. Por esto gran parte de mi trabajo antes de rodar es localizar. Como que a veces mis guiones son más un guión de lugares que de situaciones o diálogos reales.
Continuando con Aloma i Mila ¿de dónde vienen esos personajes y cómo traes al presente un cruce de historias tan literario?
Aloma y Mila son las protagonistas de dos novelas catalanas escritas por Mercè Rodoreda y Caterina Albert (Víctor Català), que terminan con ellas escapando de su núcleo familiar. Las novelas relatan el viaje emocional de dos mujeres que, sintiéndose menospreciadas e infelices en sus hogares, deciden abandonarlos. Las últimas frases de las novelas, que ambas recitan en su diálogo interior en la escena del karaoke, abren la puerta a dos nuevos personajes que han adquirido una fuerza distinta. Después de leer las novelas, me pregunté cómo sería la continuación. Tenemos muy presente este relato femenino del tormento y de la decisión de escapar, ¿pero entonces qué? Pensé que sería bonito imaginar que la respuesta está en este romance de amistad de verano que ya será para siempre.
Algo que me resulta superinteresante de Aloma i Mila es el diseño sonoro y la importancia de la banda sonora. Háblanos de esos pasodobles que suenan, de la producción electrónica y también de tu aportación con el grupo Les Sueques del que formas parte.
Buf, el sonido fue lo más difícil de terminar para Aloma i Mila: es lo que menos había trabajado y el sonido en directo lo grabamos fatal (no teníamos gente ni material casi) así que tuvimos que reconstruirlo casi todo. Fue una suerte encontrar a Judy Kim que lo hizo con mucha paciencia.
En cuanto a la banda sonora fue una evolución muy bonita. Como mi experienca en audiovisual provenía del vídeoclip y lo coreográfico, para montar la peli usaba canciones de referencia, así que se fue creando un paisaje musical. Aunque algunos de los artistas fueron super amables y me cedieron los derechos, fue imposible conseguir algunas de las canciones más famosas que había usado, así que hice un excel con la información de qué se quedaba y qué había que rehacer y se lo envié a Hans Laguna y Odil Bright. Ellos entendieron el concepto de la película muy bien y crearon las piezas que nos faltaban. El pasodoble trash es impecable. Estoy muy contenta que ganaran el Premio a Mejor Banda Sonora Original en el Festival La Cabina.
La canción Dones Antigues de Les Sueques en los créditos fue una decisión de último momento. Me pareció que la letra iba fenomenal como resumen de la película y, además, es una canción que es fruto de la creación con mi mejor amiga. Suenan nuestras dos voces cantando a la vez una letra que dice “cuando me necesites, aquí me encontrarás”. Aloma y Mila al final se separan para continuar caminos distintos pero saben que su amistad es para siempre. Y quizás en mi próxima película Clausura se vuelvan a encontrar…
Habías rodado hasta ahora en soporte digital pero en 2020 das un salto al cine analógico y en 16mm con Lazarus, otra de las obras que pueden verse ahora en el DA2, también trasladas la acción de Cataluña/Levante hasta California.
En la primera clase de mi Master en Calarts nos enseñaron a cargar una ArriS y una Bolex: ahí me quedé. Es medio broma, medio no. Me encanta la fisicalidad de la película y durante estos años he hecho pequeños experimentos con cámaras de cine, downshooter, etc. También en la escuela estuve trabajando como Film Scanner, escaneando las películas en 16 y 35mm de alumnos y profesores con la Cintel de Black Magic. Es un trabajo muy mágico, ver el material que se ha rodado por primera vez junto con los creadores, se generaron momentos muy especiales.
Para mis trabajos más largos me cuesta más trabajar en película, porque suelo trabajar bastante desde la improvisación y la película es demasiado cara como para dejar espacio a este tipo de juego. Si hay proyectos que lo permitan, pero, seguro que voy a tratar de trabajar con película.
¿Cómo está siendo tu paso por CalArts, qué es una de las escuelas de cine más importantes del mundo, y cuéntanos un poco más sobre ese nuevo proyecto, ya creo de película de largometraje que es Clausura?
Mi experiencia en Calarts ha sido muy transformadora. Volver al contexto universitario ha sido muy enriquecedor, sobre todo por la sensación de volver a un tipo de creación más lento. Acostumbrada a trabajar en publicidad o videoclip donde todo pasa super rápido, poder volver a crear despacito me ha sentado muy bien. Me ha gustado tanto que ahora estoy haciendo todo lo posible por quedarme en este ambiente universitario y, si todo va bien, el año que viene estaré dando clases en Calarts.
En Calarts he aprendido más sobre la narrativa cinematográfica y es donde desarrollé mi primer largometraje, que como bien dices se titula Clausura. Es mi tesis de final de carrera, que rodamos un verano en tierras del Ebro. La protagonista vuelve a ser Ángela Boix y mantiene el personaje de Aloma, así que es un poco una continuación de Aloma i Mila, aunque no del todo.
Volviendo a la exposición en el DA2, el ciclo termina con la que fue tu primera obra como realizadora, Caballo Negro, una pieza que personalmente me fascina por lo atípico del videoclip, tan cercano el ambiente al género fantástico pero también con ese rollo de club techno. ¿Cómo trabajaste esa obra, con las bailarinas y el hecho de conectar con la canción del grupo Tu madre?
Caballo negro era el final de mi proyecto final de carrera en el Institut del Teatre. Projecte final era un espectáculo en directo con 5 bailarines muy abstracto que cree a partir de fórmulas matemáticas. El trabajo era muy duro mentalmente para los bailarines, y para quitarnos la tensión a veces bailábamos otras cosas, entre ellas la coreografía de Caballo Negro, que surgió un poco de forma espontánea en respuesta a la canción de Tu Madre que se había colado en la playlist de calentamiento. Lo que empezó como un juego terminó cuajando y la coreografía era el final de la pieza, en la que esos entes tan abstractos que habían deambulado por el espacio con sus cuerpos llenos de números y geometrias se convertían en divertidos y desafiantes animales.
El productor, Oriol Caba, me animó a llevar luego esa coreografía al audiovisual, y de allí salió el vídeo Caballo Negro. Le tengo muchísimo cariño.
No es fácil encontrar referentes dentro de estas prácticas artísticas que nos ocupan qué van más allá de las dance-film, la videodanza y el formato videoclip. ¿En quiénes te has fijado, qué artistas te gustan, admiras y sirven de inspiración para ti?
En el medio de la video danza para mí inicialmente han sido muy importantes Philippe Decouflé y LaLaLa Human Steps. Ahora admiro a Miranda Pennell y a Celia Rowlson-Hall. Y bueno, la maga Maya Deren que lo inventó todo.
Luego en lo más narrativo adoro a Agnés Vardà y el trabajo de Konstantina Kotzamani, que también es medio mágico. Me tocó mucho Magical Girl de Carlos Vermut en su momento cuando la vi.
En lo escénico me hice muy fan de la Batsheva Dance Company y de Constanza Macras/Dorkypark.
Para ir finalizando Tuixén, nos decías al principio que cuentas con quedarte como profesora en CalArts una temporada. ¿Qué ventajas estás encontrando viviendo en una gran ciudad como Los Ángeles, qué es lo que más puede interesarte de quedarte allí? Y quizás también compartir, ¿qué es lo que menos te gusta de los EE.UU con respecto a vivir en Cataluña?
Pues lo mejor de Los Angeles es que es tan grande que hay de mucho de todo. De todo, muchísimo. Hay lugares immensos, aquí está Universal y todos los major estudios, pero también están aquí Calarts, James Benning y Lee Anne Schmitt. Está el Getty Museum, pero también el Museum of Jurassic Technology. Digamos que es tan grande y hay tanta gente que hay mucho espacio para las cosas pequeñas también, y eso me gusta mucho.
Otra cosa que me flipa de Los Angeles es que es muy rural. Está llena de ardillas, mofetas, coyotes… Y realmente tienes la sensación de estar viviendo en un pueblo en medio de la gran ciudad.
Algo bueno de este país de Norte-América es que están muy vertidos a hacer. Tienen menos complejos y admiran más el trabajo de los demás. Ha sido muy interesante estar estos tres años haciendo un máster, compartiendo tanto la creación con mis compañeros desde un punto de vista muy constructivo. Ponen mucho énfasis en “haz, equivócate y vuélvelo a intentar”, mientras que en Barcelona tenía más la sensación de que todo lo que haces tiene que estar muy bien y me lo preguntaba todo un poco más.
Por otro lado, en Estados Unidos te sientes mucho más sola. No hay tanta seguridad social, y los núcleos familiares y amistades no son tan cercanos como en Catalunya. Las relaciones siempre se mantienen un poco más distantes.
Además de Clausura, que muero de ganas de ver, ¿qué otros proyectos te rondan para lo que queda de 2021?
Pues un proyecto del que no hemos hablado es ¡del corto que hicimos con mi pareja, Marc Martínez Jordán, durante la pandemia! Solució per a la Tristesa, que dirigimos juntos y que está funcionando súper bien en festivales. Es muy divertido.
Al mismo tiempo, estoy empezando a escribir mi siguiente largo que de momento se titula “Frontera” y que me gustaría rodar en La Jonquera, y cuando voy a Catalunya (que ahora con la pandemia es más bien poco) cojo una cámara de cine y poco a poco voy rodando en los campos de melocotones de mi familia en Aitona en un proyecto que todavía no tengo ni idea de qué será.
Muchas gracias por el conversatorio Tuixén, cuídate y hasta pronto.
Muchísimas gracias a ti por poner desde Playtime Audiovisuales mi trabajo en DA2, por las preguntas y por todo el cariño que he sentido con esta exposición.
Imagen de portada: Retrato de Tuixén Benet por Marc Martínez
Publicado por Natalia Piñuel [Productora cultural desde Playtime Audiovisuales y coordinadora de la plataforma she makes noise]