Feminoise Latinoamérica | ¿Un Manifiesto?
La creación sonora experimental de las compositoras en América Latina, tiene mucho de resistencia política. El peso de la tradición, representada por los patriarcas y las genealogías académicas sobre el experimentalismo europeo y estadounidense, se imponen como una cruz. Los colectivos masculinos han mantenido durante mucho tiempo el control sobre los espacios, las tecnologías y los discursos. Los cuerpos de las mujeres en América Latina siguen siendo territorio de batallas contra la violencia, la exclusión, los dogmas sociales, religiosos, políticos, económicos, militares y largo etc. La innovación nos integra cuando se trata de una cuota, pero en ciencia y tecnología siguen tratándonos como a una minoría. Y en el mercado del arte, aunque existe una importante representación, el aporte experimental en lo que toca a la creación sonora, sigue siendo un campo de batalla para los feminismos.
En América Latina parece que tienes que componer música sobre el amor heterosexual y la naturaleza, incluyendo ritmos tradicionales y folklóricos, utilizando ojalá algún giro étnico que remita a “lo indígena” o a “lo afrodescendiente”, para que tu trabajo sea “representativo”. He visto como se suman continuamente más versiones al estereotipo, en conciertos y festivales. Y como los álbumes que reúnen estas obras aparecen en las listas de los mejores del año, reciben premios y reconocimiento. Lo digo con todo respeto, podemos continuar en esta línea, pero es un síntoma de “retromanía”, porque en América Latina se viene haciendo esto desde la fundación de las naciones modernas a principios del siglo XX ¿Qué hemos aprendido?
Guiada por esta pregunta, mi propósito es invitar al debate sobre Feminoise Latinoamérica, un álbum editado bajo la curaduría de la compositora argentina Maia Koenig, quien reunió por primera vez en un álbum antológico, a creadoras dedicadas a la experimentación sonora en América Latina. El álbum reúne 60 obras, cada una incluye una imagen de su autora y una pequeña reseña biográfica. Astrid Ávila dedicó una primera reseña al álbum en Noisey de la Revista Vice.com. En su artículo, Ávila inicia recordando a la compositora colombiana Jacqueline Nova, una de las pioneras en el ámbito experimental latinoamericano. Y lo hace a través de la compositora Ana María Romano, también colombiana, curadora jefe de Microcircuitos.org, plataforma independiente de experimentación sonora generada en América Latina. En resumen, esto no es algo nuevo, tenemos linaje.
La plataforma Microcircuitos.org procura articular redes para el experimentalismo vivo en América Latina, pero conversando con Ana María Romano, somos conscientes de que la presencia de las creadoras en esta plataforma todavía es una tarea pendiente. Ahora bien, justo gracias al activismo de Romano, otras plataformas internacionales como Feminatronic, han empezado a prestar atención al trabajo de estas creadoras, generando listas de reproducción temática, este es un ejemplo:
No obstante, dentro de la misma América Latina existen centros y periferias. Lo que se suele entender como “música avanzada” latinoamericana, en realidad representa países de América del Sur, México y Cuba. Ante esta realidad, proyectos como el programa de radio Alieníjas, de la periodista Jenniffer Velásquez de El Salvador, procuran dar cobertura a las creadoras sonoras de Centroamérica. Otro ejemplo en este sentido fue la intervención ciberfeminista Uncanny Valley Project en la X Sonora de la Bienal centroamericana 2016, desarrollada gracias al interés de Tamara Díaz, curadora general de la bienal. Esta intervención reunió por primera vez a creadoras de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, que trabajan música electrónica, noise, arte sonoro, paisaje sonoro, poesía sonora y música experimental.
Estoy convencida de que necesitamos escuchar estos trabajos, porque demuestran un tipo de resistencia política. Esta es una resistencia ante el experimentalismo anglocentroeuropeo como dogma. He comprobado como se niega el derecho a la innovación a quienes no “están allí”, fomentando la dependencia epistémica, estética y tecnológica en la creación experimental. La égida es, y me permito la ironía: “Nosotros dictamos las tendencias, ustedes nos siguen y le ponen su colorido étnico”. Los relatos historiográficos están llenos de esta negación, y la historia de la música occidental es una de las principales responsables de este hecho, por eso considero que un cambio de paradigma es urgente. Los colectivos masculinos latinoamericanos han estado pendientes de ser incluidos en estos relatos, fomentado redes de solidaridad y abriendo espacios de colaboración. Los activismos feministas hacen lo suyo, pero en mí opinión ser incluidas en el dogma y el canon no debería ser el objetivo. Ni siquiera creo que el modelo de “compositor” que se ha utilizado hasta ahora (heredero del culto al genio decimonónico), sea el adecuado para estudiar el trabajo de las creadoras sonoras actuales. Llegó el momento de unirnos en un pensamiento disidente que se resista al dogma, al canon y al estereotipo, Feminoise Latinoamérica representa para mí un compromiso feminista en este sentido.
Las propuestas estéticas incluidas en el álbum son muy eclécticas, trabajan con tecnologías analógicas y digitales, e incorporan un diálogo con variables de la música electrónica, el noise, y el experimentalismo “clásico” que bebe de la música concreta, el paisaje sonoro, la tape music, el minimalismo, la improvisación, la música aleatoria o el espectralismo. También pueden encontrarse variables del Pop-Noise y el Rock-Noise, en sintonía con cierto tipo de “música indie”. No obstante, muy a mi pesar, para identificar trabajos tan eclécticos y personales, siento que estos términos resultan inútiles… y concuerdo con el enunciado de Ray Brassier: “el género es algo obsoleto”.
Lo que quisiera destacar entonces, es cómo y porqué, reunir en un álbum a creadoras sonoras que trabajan con estas estéticas, es un acto político. El álbum es una intervención ciberfeminista resultado del activismo en las redes sociales. Nos encontramos en un grupo abierto en Facebook titulado: “mujeres en la experimentación sonora // latinoamérica”. La compositora argentina Alma Laprida publicó es este grupo un primer listado de creadoras que poco a poco va creciendo. El grupo ha facilitado el intercambio de ideas y proyectos, siendo Feminoise Latinoamérica un primer resultado de las sinergías que allí se dan cita. Esto justifica mi pregunta inicial, ¿es este un Manifiesto? Y si es un Manifiesto, ¿cuál es nuestra declaración? En primer término decir ¡Estamos aquí! Cada una de nosotras tiene su propia manera de entender la experimentación, y por eso mi objetivo es abrir una conversación con estas 60 creadoras, reunidas gracias a Maia Koenig en un álbum que debería estar entre los más provocadores y transgresores de 2016. Les invito a escuchar…
Imagen de portada: “RRayen te escupe un pixel en la cara” de Maia Koenig
Publicado por Susan Campos Fonseca [Doctora en música por la Universidad Autónoma de Madrid, compositora y escritora del sello Irreverence Group Music – New York, profesora e investigadora de la Universidad de Costa Rica.]
Excelente artículo sobre un tema interesante, inspirador y urgente. Felicitaciones a Susan Campos Fonseca por el artículo, a Alma Laprida por la iniciativa y a Maia Koenig por el trabajo de Feminoise.
¡Muchas gracias por tu escucha, Ligia!
Hola Susan, ¿Cómo estás? Oye me interesa mucho entrar en contacto contigo, ¿dónde te puedo escribir?
¡Gracias por este artículo crítico! :)