Feminoise Latinoamérica | Furiosa Maia Koenig

 

 

“Maia Koenig da esperanza porque nos permite afirmar que

el futuro es trans, ruidoso, feminista e interseccional.”

 Iván López Munuera

 

Coincido con Iván López Munuera (Princeton University), curador del Museo Reina Sofía, el CA2 Centro de Arte Dos de Mayo y Matadero Madrid. Coincido con él porque en mi opinión ella representa la innovación y el activismo de una música electrónica basada en la “autosostenibilidad”, capaz aún de transgresión. Maia Koenig lo resume en una declaración suya, cuando le pregunto ¿cuál es su filosofía tecnológica?, y responde: “Ir por la calle mirando cada tacho, cada cosa descartada por la sociedad de consumo, sentirse como esa lata media oxidada en el fondo, ese error trágico como el glitch que te deja ver el fotograma 25.” Una filosofía que Maia Koenig enlaza con la cultura del videojuego, indicando: “[…] hace unos años comprábamos un gameboy dmg 01 (primeras consolas portátiles de nintendo en desuso) a unos 100 pesos argentinos, hoy se puso un poco de moda y esta bastante más [cara], empezamos a componer con retrogames y realizar visuales con familys aplicando el hardware hacking. La cultura del reciclaje y de obsolescencia programada nos da esta visión con cualquier elemento cotidiano.” Su EP Vidagame (2016), es un ejemplo de los resultados de aplicar esta filosofía a la creación sonora.

 

 

En palabras de Maia Koenig: Vidagame es un álbum ultra purista, todo en 8 bit programado con Little Sound Dj en un gameboy grabado a cinta en el estudio El Attic por Pato, quizá eso le da también más analogía (como si fuera poco) y mezclado por Ero Pesquero. Yo lo pensé como entregar mi vida al gameboy, transformar desde ahí mi propia realidad, es uno el que tiene el control de lo que proyecta y desde el juego se aprende, como cuando sos niñx y desde ese lugar natural aprendes cosas nuevas, desde lo lúdico. También requiere hacerse responsable de los propios actos y de los “cart problems”, ya que de alguna forma uno los genera.”

 

Quizás por eso, me resulta fascinante la portada del EP Vidagame (2016), un retrato de Maia Koenig realizado por su colaborador Lucas Toro. El retrato me remite a cierta estética punk y anime, inclusive a la erótica del manga japonés, pero cuando le pregunté ¿cómo se vinculan estas estéticas con su pensamiento y performance? Maia Koenig respondió: “[…] sigo un pensamiento cyberpunk pero tampoco para tanto […] jugar con la erótica me parece algo bromista dentro de un contexto feminista […] es todo muy por los ojos, y yo soy mas oídos viste…” Sin embargo, ahí está ella, su personaje de videojuego, en la portada de este mundo organizado en tracks conformando una consciencia que ella crea, a partir de su exploración de la tecnología obsoleta y lo sonoro. Su cuerpo está allí, ¿qué nos dice su corpografía de ficción? Ella responde: “El arte de tapa de longchamps (Lucas Toro) es también algo que lo identifica, ya que mi amistad con el viene hace muchos años de ruido, conoce un poco mi esencia, y lo sabe expresar.” Y bien, quizás todo retrato es ficción, pero solo así es un retrato real. Por eso es la imagen de cabecera de este artículo, porque nos vincula con ese mundo que ella configura, como en el siguiente videoclip:

 

 

Esto me planteó varias preguntas, por ejemplo, ¿cómo asume su generación la historia de la música experimental y su carga canónica? ¿Cómo la piensa ella? ¿Considerará que existe un diálogo con la historia del experimentalismo, o su trabajo parte de su experiencia empírica, y es a partir de allí que eventualmente encuentra (o no) vínculos, diálogos, guías, influencias o referencias con la música experimental y electrónica? y por último, ¿con qué música experimental y electrónica?, a saber: autorxs, obras, escuelas, líneas de pensamiento. En respuesta, ella me contó una historia:

“En Buenos Aires 2001 sucedió un acontecimiento social donde en un recital de Rock&Roll hubieron 194 muertos, a partir de esto cerraron la mayoría de los lugares donde se podía tocar. A consecuencia y sed, abrieron muchas casas clandestinas donde a veces los vecinos se quejaban y denunciaban a la cana, en estos lugares: sótanos, cocinas, cuartos de techos altos, patios, terrazas, empezaba para mi lo que es la escena experimental que comandó los últimos años. Para evitar denuncias por ruidos molestos, las baterías ya no participaban, esto casi que obligo a darle la vuelta de rosca a la música, LZAZ, Subh, Luciann iann, Criadero en seres, Termotank, Cine Shampoo, Metadona, Corpiños Luminosos, Coso, Fiend, Norman Bates, Javier Bustos, Jorge Crowe, Klauss, Zigo, Quum, Calder, Tildaflippers, Minicomponente, Epiref, Paracaidas Niño, Bube, y algunas más, son las bandas de compañeros del ruido.

Evidentemente uno se influencia hasta sin querer, vivir en la ciudad te hace influenciarte del caos sonoro contaminante, sirenas subtes trenes etc, pero en si podría nombrar a Evelyn Glennie, Kim Gordon, Lydia Lunch, Lene Lovich, Amanda Palmer, Kat Bjelland, Poison Ivy, Mica Levi, ATR.”

En la academia, muchas veces nos engañamos creyendo esas lógicas impuestas por la historia de la música occidental, dónde existe “la primera obra y el primer autor” (hombres por lo general), a partir de quienes se inicia todo. Algo así como una génesis patriarcal, al estilo de los mitos griegos. Les dolía la cabeza, un día el cráneo se les abrió y de allí brotó todo. La historia de Maia Koenig nos cuenta algo distinto. Un suceso marca una urgencia por construir y tomar espacios, los grupos de pares se conforman vinculados por esa misma urgencia, buscando soluciones desde encuentros y desencuentros con otras personas, con la ciudad, con las comunidades que ocupan (o invaden) casi clandestinamente. La ley del caos engendra un ecosistema que se está reconfigurado constantemente. La epistemología construida para explicar los procesos de creación de los grandes compositores, las grandes obras, los parámetros de la innovación y experimentación, así cómo los usos y prácticas tecnológicas, impuestos como norma y fórmula para estudiar la música electrónica, no funcionan aquí. Si yo tuviera que remitirme al trabajo de Martin Supper, por ejemplo a Música electrónica y música con ordenador. Historia, estética, métodos, sistemas (Alianza Editorial, 2004, 2012), aunque materialmente puedo encontrar coincidencias con algunos procesos, y su resumen histórico puede serme útil para posicionarme frente al trabajo de Maia Koenig, ¿debo tratar de insertarla en su genealogía? ¿por qué tendría que hacerlo?, ¿puedo acaso pensar su experimentación desde otra epistemología?, ¿cómo? Esta videoentrevista nos da algunas pistas:

 

 

Sí es posible una epistemología decolonial y feminista de la música electrónica, pero tenemos que hacerla, y para eso necesitamos escuchar qué está sucediendo fuera de la academia falogocéntrica, y sus relatos sobre la experimentación. Cuando pregunto a Maia Koenig por la recepción de su trabajo, ella me dice: “Virtualmente hay un logro bastante atento, hay muchos raritos del mundo convocándome para splits o compilados, eso es un fruto que encima te hace saborear otros proyectos similares, comienza a haber una unión cada vez más grande con ruidistas y 8biteros.” Resulta interesante que el término ruidismo nos remita al Manifiesto futurista y a El arte de los ruidos de 1913, esa es la referencia histórica académica, pero cuando Maia Koenig habla de “ruidistas y 8biteros”, se refiera a un fenómeno actual, que está vivo para ella en su entorno directo y que la vincula también con redes virtuales. El ruidismo es una realidad aumentada y expandida para ella, afirma: “Fuera del mundo tengo espacios como los blogs o los bandcamps donde encuentro una forma de abarcar un mundo medio olvidado, y crear lazos con trabajos que me gustan de amigas u otras personas, pero siempre desde un lado consciente. También mi blog de escritura donde hago un par de vómitos cuando hace falta.”

No obstante, un aspecto preocupante de todo esto, es que inclusive en la era digital, este trabajo puede ser completamente desconocido en otros círculos, que no tienen vínculos personales con los círculos que ella describe. Maia Koenig lo resume diciendo, “me cuesta mucho la difusión de varias de estas cosas y más las personales.” Yo creo que es aquí donde la musicología, el periodismo, la curaduría, entre otros, juegan un rol fundamental. Tienen que estar comprometidas con una investigación rigurosa, que explore con criterio las redes, que escuche con paciencia y proponga preguntas inquietantes.

Les dejo aquí con algunas de esas preguntas, y les invito a escuchar. En la próxima edición de Feminoise Latinoamérica continuaremos guiadas por ellas, conversando con Mariela Arzadun (florconvenas) ¡Hasta entonces!

 

 

Notas:
Imagen de portada de “Vidagame”, arte de Lucas Toro (2016).
Todas las citas incluidas en esta artículo fueron tomadas de: Maia Koenig entrevistada vía correo electrónico por Susan Campos Fonseca. Entrevista realizada entre el 17 de enero y el 9 de febrero de 2017.

 

Imagen de portada: Portada del álbum Vidagame, ilustración de Maia Koenig por Lucas Toro 


Publicado por Susan Campos Fonseca [Doctora en música por la Universidad Autónoma de Madrid, compositora y escritora del sello Irreverence Group Music – New York, profesora e investigadora de la Universidad de Costa Rica.]

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One Response to “Feminoise Latinoamérica | Furiosa Maia Koenig”

  1. […] 9. “Ir pelas ruas observando cada pedaço, cada coisa descartada pela sociedade de consumo, sentir-se como aquela lata enferrujada no fundo, esse erro trágico, tal como o glitch que te possibilita ver o fotograma 25” [*] […]

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