María Cañas | Archivera del Caos risastente

María Cañas es el exceso, el barroquismo, la guerrilla desde el vídeo y la “ristastencia”. María es la más grande pero la “vida le da palos”, como la canción, y en este momento actual atravesado por la pandemia, ha puesto sobre la mesa muchas de las preocupaciones y malestares contemporáneos que ella misma adelantaba con sus distopías audiovisuales. El Ciclo que le dedicamos desde Visiones Contemporáneas en el DA2 de Salamanca, nos invita a conocer su amplísima trayectoria. A reír y a llorar, a “lloreir” con todo lo que está pasando y hacer un ejercicio crítico acerca del sistema, a través del cine-reciclado.

 

Hola María, un placer tenerte este mes en Inquire Magazine.
Buenas Natalia, gracias. Es de bien nacida ser agradecida. Y gracias al coronavirus que nos hizo parar y reflexionar. ¿O no?

Quiero ser positiva y creer que poner sobre la mesa estos temas sirve para repensar las cosas, pero igual lo que soy es una naif.

¿Cómo estás? Esta pregunta se ha convertido durante toda la pandemia en una pregunta verdadera y que se hace de corazón. ¿Cómo llevas la desescalada y esto que se ha dado en llamar “nueva normalidad”? ¿Cómo ha vivido una artista, intensa como tú, estos últimos meses?
Espero que estéis fetén.
Yo estuve y estoy trastornada. Durante el confinamiento viví en una montaña rusa emocional angustiosa. En un estado constante de catástrofe, fatalismo, depresión, con un miedo neurótico paranoico. Recibí, leí, archivé todo (y sigo haciéndolo, pero con una mayor aceptación y serenidad) Me lo creía todo y me encendía con todo. Trataba de sobreponerme y llorreír, animando en las redes sociales con la risastencia pero luego, lloraba y lloraba. Trastorno, reír, llorar, llorreír, es lo que toca en estos tiempos extraños…
La tragedia de los enfermos y fallecidos, el sistema sanitario colapsado, el miedo al contagio de mis padres de altísimo riesgo con sus amigos afectados y mi hermana madre de un bebé de nueve meses, en primera línea y sin epis hasta muy tarde, mi asma, el control policial, la ruina… me desquiciaron.
Me afectó inmensamente el sufrimiento generalizado. Toqué fondo en estos tiempos de pandemia y no me dan para mucho las neuronas ahora, me siento exhausta, rota. El sufrimiento y el miedo aniquilan al ser.
El piso donde vivo fue mi cárcel, porque, aunque por mi trabajo estoy acostumbrada a pasar muchas horas sola encerrada, que me lo impusieran policialmente, no sentir verde y el sol, no lo llevaba muy bien. Pero por nuestras raíces, por nuestros mayores, si hace falta, me quedo sin salir de casa toda la vida.

Valiente María.
En estos tiempos pandémicos anormales, urge recordar que la tierra no pertenece al ser humano, es el ser humano el que pertenece a la tierra, y que como sigamos esquilmando el planeta y consumiendo sin parar sus recursos y animales, sin plantear un cambio por la emergencia climática y la naturaleza, nos extinguiremos. La tierra hace y hará su ajuste de cuentas a nuestra avaricia y soberbia.

¡Cambiarlo todo!

Y me contabas el otro día que tienes un perrito, Coví se llama, además, qué está siendo lo más bonito de todo esto…
Como dice mi admirado Pepe Mujica: “Cómo no tener perro, si cada vez conozco más a las personas”, pues eso.
Sí, adoptar a Coví me ha salvado de la tristeza y la angustia. Coví y sus amigos consiguen que me olvide de mi mente compleja y atormentada y viva en el presente con sencillez. De las mascotas me llenan su compañía, su gratitud, su amor incondicional y lealtad. Como me mira mi perro no me ha mirado nunca ningún ser humano.
Fui una niña herida, sufrí mucho, y me refugié en la creatividad, en el amor a la naturaleza y a los animales para sobrevivir. Fue de un modo visceral y redentor. Desde que era una pipiola, el animalismo, el reciclaje, el collage, la experimentación, el juego y tener alma de trapera fueron mis herramientas de supervivencia espiritual. Soy una espigadora a lo Agnès Varda y ahora además ciberdigital, siento que contengo multitudes. Acumulo y reciclo desde que tengo uso de razón. Creo que guardar cosas y crear espantan a la muerte.

 

 

Metámonos de lleno en tu práctica artística, empezando por el final, por tu última obra realizada hasta la fecha que es “Padre no nuestro” y donde ya adelantabas algunos de los temas que tan presentes tenemos en la actualidad. De repente, todo lo que antes veíamos en las películas y series de TV, esa distopía está en nuestro día a día. En esta pieza, presentas un post apocalipsis cibernético en torno a los malestares contemporáneos y nos sirve como reflexión a las fake news, youtubers y relaciones sociales y afectivas que suceden únicamente vía apps. Cómo te ves, como precursora de toda esta atmósfera de crispación y control. ¿Vas a continuar trabajando en esta línea?
Padre no nuestro es un Blade runner acristiano, un Black mirror cañí sobre el sexo, las relaciones afectivas, la fe y los videojuegos en los tiempos dislocados del tinder grindr. El sueño de los robots provoca monstruos. Padre no nuestro venga a nosotros tu no reino. La Buena Nueva, los nuevos profetas, hoy acojonan, tan plagaditos de ultraviolencia y pornomiseria.
La realidad superó a la ciencia ficción con el estado de alarma, digo de emergencia. Ya no tiene sentido que siga produciendo cinefagia distópica apocalíptica militante, lo hacía preconizando un futuro desolador, pero no pensaba que llegara tan pronto. Black mirror cañí ya está aquí, Black mirror cañí viene a por ti. Jajajaja, me rio por no llorar, pero me rio contigo, un “lloreir”.
Me he pasado estos últimos veinticinco años trabajando muy duro en precario en la agitación cultural y el arte de nuestro tiempo, con más sacrificio y entrega que Jesucrista, y ahora en estos tiempos anormales me encuentro desencantada del sistema, con una esperanza desesperanzada, con un optimismo escéptico.
Voy pronto a cumplir ¡casi medio siglo! He vivido mucho, he luchado más y ahora estoy muy quemada. Quien juega con fuego… Últimamente siento que el reciclaje llevado al infinito y la multitarea son aniquiladores. El siguiente paso sería tirar todo a la basura y respirar profundamente. Pienso sobre la situación en la que nos encontramos, en la pandemia, la vida ahí fuera sigue igual, la naturaleza fluye y se regenera con o sin humanos, somos tan prescindibles.
En la actualidad no soporto mis videoguerrillas, vaticinaron que no somos nada. Humanos atentos, un poquito de humildad, que en cualquier momento las gripes porcinas o aviar, el ébola, el SIDA, la encefalopatía espongiforme bovina, las cucharachas, la covid -19, los extraterrestres, y lo que queda por venir, acabarán con todos nosotros.  Pueblos del mundo extinguíos, dejad que continúe la evolución… a lo Siniestro total.

 

Fotograma de “La Cosa Vuestra”. María Cañas.

 

Actualmente en el DA2 y dentro del ciclo que comisariamos desde Playtime, Visiones Contemporáneas -últimas tendencias del cine y el vídeo en España-, contamos con una muestra, a la manera casi de retrospectiva, donde visionar algunas de tus piezas más relevantes. Desde aquellos inicios con “La Cosa Nuestra” hasta esta de “Padre no nuestro” de la que acabamos de hablar. El toro y las fiestas populares siempre han estado ahí presentes. Todas las tradiciones. “La Cosa Nuestra”, 12 años después tiene una continuidad con “La Cosa Vuestra” formando un binomio del exceso con los sanfermines como protagonistas. Este verano no hay eventos masivos ni por tanto fiestas de San Fermín, me parece el mejor de los momentos para repensar este tipo de encuentros y creo que también te adelantas a todo lo que está pasando y a una reflexión profunda sobre a dónde vamos con la masificación y la turistificación con esta obra.
Sí, el mundo actual está modelado por el turismo y sus macroeventos festivos. El turismo se usa como salvavidas de la crisis a nivel planetario. Los espacios vinculados a la actividad turística se transforman y condicionan la vida en esos lugares. En Es pa ná, prima el turismo beodo, masificado, anestesiado y controlado. Eso hace que al final, el turismo esté viviendo de nosotros, mermando nuestra calidad de vida, nuestro bienestar, aumentando la precarización laboral, subiendo los precios de alquiler, y echándonos de nuestros barrios. Existen otras formas de viajar y habría que organizar el turismo de otro modo. ¿Serían posibles la juerga y el desfase de un modo ecológico, cívico, reciclador, no destructivo ni autodestructivo? Ojalá, aunque la mayoría de los fiesteros desfasados no usan las drogas para ampliar las puertas de la consciencia y de la percepción, ni para conectar con la magia, simplemente son por lo general, unos enfermos del alma regularizados, vándalos y contaminantes.

La perspectiva de género, se encuentra interiorizada, implícita en toda tu trayectoria. En “La Cosa Vuestra” el desencadenante es el terrible suceso del “Caso de la Manada” pero también recuerdas el asesinato de Nagore en 2008. Por seguir enlazando con toda la actualidad más reciente, ¿qué opinas de toda la criminalización que se ha hecho de las manifestaciones del 8M en Madrid este año?
Ha sido desmedida. La ultraderecha acusa al 8M de ser culpable de todos los males, pero la realidad es que hubo muchos más actos multitudinarios esos días (fútbol, congresos, mitines, misas, transportes públicos…), aunque realmente no tendría que haberse celebrado ninguno de ellos, siguiendo las recomendaciones que dieron nuestros expertos del CSIC.
En cuanto al feminismo, a pesar del ninguneo aberrante y la ultraviolencia que hemos sufrido a lo largo de la historia, avanzamos para mostrar la parte de la vida y de la historia que somos. La asignatura pendiente es respetarnos y sumar entre todas a pesar de nuestras diferencias. “Tanto pelearse, tanto pelearse mujeres, qué jartura”. Me encuentro más en el posicionamiento de la Simone de Beauvoir cañí de los memes animándonos a todas: “Mujeres: jartarse de reír, de vivir. Y dejarse de pamplinas, coño, ya”.
Vivimos en un mundo extraño, donde la misoginia (explícita o encubierta), el machismo y los micromachismos, los lobbys, la maternidad… son sentidas casi siempre como un lastre para nuestra autorrealización.
Creo que, aunque avanzamos, las mujeres en la actualidad no hemos logrado el mismo nivel de representación, valoración y visibilidad que los hombres. Aunque me alegra constatar que cada vez hay más mujeres creadoras interesantes y activadoras en el panorama actual.
Enseño en universidades, centros de arte, centros activistas autogestionados… y creo que la clave hoy está en educar en igualdad y la no violencia. Se habla mucho de igualdad de género, pero se sigue enseñando que no está bien pegarle a una mujer, en lugar de que no hay que agredir a ninguna persona ni a ningún ser vivo.
Tod@s somos animales. Para mí la identidad es un proceso abierto, mutante; es un patchwork en construcción permanente. Abogo por la vindicación de todo tipo de identidades: nómadas, híbridas, en fuga y venideras, y por nuestra aproximación a los feminismos de la diferencia de Braidotti, Haraway, Butler, Preciado… Por ese deseo constante de ser uno y otros géneros, que tan bien expresa Virginia Woolf: “Es funesto ser un hombre o una mujer a secas; uno debe ser mujer con algo de hombre y hombre con algo de mujer. Dos sexos ya son pocos, dada la variedad y vastedad del mundo”.
No me gustan las etiquetas, ni los sambenitos. Me interesa experimentar la vida desde la contradicción y la deriva, no desde la convicción, ni el género, ni la especie, que considero constructos carpetovetónicos impuestos socialmente de un modo violento y artificial. No hay nada más violento que el género. Soy mucho más que un chocho.
Aunque siento que los animales y algunas mujeres se encuentran en un estado más avanzado. De fluir en el mundo de un modo natural y no dañino, de sacrificio, organización, cuidados, ecología… Me considero una feminista sui generis, sigo ahí activando desde la periferia, y en estos momentos de lucha feminista por la igualdad, no nos queda otra que seguir luchando, valga la redundancia.

 

Fotograma de “La Cosa Nuestra”. María Cañas.

 

Siempre has sido activista María, pero de un tiempo a esta parte veo una línea más marcada dentro del feminismo y también una tendencia animalista. Sin perder, eso sí, un ápice de humor, rasgo fundamental en ti y en tu obra.
Soy animalista de siempre, incluso cuando ni conocía ese concepto. Creo que las almas puras animales deambulan siendo simplemente, sin tantas etiquetas ni máscaras como tenemos los humanoides. De niña, vivía y dormía con mis hermanos animales y ellos me reconfortaban. Adoro a los animales, aprendo mucho de ellos. Los animales para mí se encuentran en un nivel superior, en armonía con el planeta. Menos las plagas de cotorras, algas, picudos y conejos, JAJAJA. Qué va para nada, es broma. La culpa siempre es humana. El humano expolia y trafica con la naturaleza. Los humanos son los seres más destructivos del planeta, no evolucionan en consciencia, en general. Mi cinefagia apocalíptica militante, mi videomaquia, es un apearse de la humanidad, sintiéndose animal, saltándose los derechos de autor a la torera, dando cornadas audiovisuales, que se introducen en los tópicos para dinamitarlos, retan al mensaje dominante y a los mitos socioculturales, transformando los discursos oficiales en versiones lowcost de cultura crítica. Es un saqueo de iconos, que genera relatos “glocales” a contracorriente.
Mis videoguerrillas plantean una reflexión sobre la violencia y la mierda de mundo que estamos dejando a nuestros sucesores y sobre el bálsamo del humor-amor ante el horror. Son un empoderar a las mujeres, los niños, los colectivos marginados y los animales frente a la carpetovetónica dominación y destrucción antropocéntrica. Ante esta violencia, son un canto a la autodefensa feminista y a la risastencia, que es el humor de todos los colores y sabores, la agitación de las multitudes conectadas, como estrategias de insurgencia o, si no, al menos, de resistencia y supervivencia popular.
Creo que el arte es universal y va más allá del género de quien crea. Ser mujer y estar todo el día hablando de ello me parece tan cateto como ser sevillano y estar todo el día alardeando de Sevilla. No creo en el género como leitmotiv, “cá uno es cá uno”, que decía el clásico. Aproximarse al arte solo a través de la perspectiva de género me parece algo reduccionista. Siento que una artista total trabaja sobre emociones universales que no poseen género. Despuebla su visión de prejuicios y se posiciona ante las cosas de forma desinhibida y apasionada, como los niños, los locos y los animales. La libertad artística en mi trabajo, se impone por encima de las cuestiones genéricas, aunque reflexiones acerca de las mismas estén presentes.
En mis últimas producciones, y en mi vida además, hay más compromiso activista, ecologista, feminista, distopía (Black mirror cañí me gusta denominarla), y más contenidos, enlaces y hashtags que como en La cosa vuestra homenajean y promocionan a colectivos activistas comprometidos con los derechos de los animales, las mujeres, las minorías y la justicia social.

 

Fotograma de “Kiss the murder”. María Cañas.

 

¿Te consideras más gamberra ahora, más liberada que 10 años atrás, cuando realizaste Kiss the murder y Kiss the fire, presentes también en el DA2?
Me siento más libre, asalvajada, y contradictoriamente más acojonada.
Hoy en día vivo con más miedo. Es difícil dinamitar el tópico sin ofender a los pajilleros de la indignación y a los ciberjusticieros rezumantes de bilis digital, aunque luego cara a cara se escondan cobardes. Me autocensuro aún más por la Ley Mordaza y el auge de los fascismos, esperemos que la situación cambie o acabaremos todos en el talego. Tantos ciberofendiditos no pueden acabar con nuestra risa, porque defender la carcajada organiza la rabia.
Haciendo balance de estos veinte años de videoguerrilla cañera, veo que soy rebelde y porculera porque el mundo me ha hecho así, y no voy a entrar a dar explicaciones personales porque me parece pornomiseria.

Me considero una ciberQuijota (que quiere llegar al final de Internet, aunque sea majarona) y un chocho videns compulsiva. Pensamos en imágenes, en memes, en gifs, en stories… Somos ciberyonkos del ciberbarbarismo idiocrático de nuestros días.
Vivo en la contradicción absoluta porque, aunque lo cuestiono, soy ciberyonki, ciberdiógenes, Archivera del Caos y esclava de internet. Internet me alimenta y me envenena a partes iguales. Siento que a través de la industria del entretenimiento digital cibermongoloide clonan mentes y roban almas. Sobre la dependencia que tenemos de las nuevas tecnologías, yo diría que estamos en un punto de no retorno, en un cul de sac (callejón sin salida) polanskiano, el Gran Hermano ahora es Internet… Nos estamos convirtiendo en datos a merced y bajo el control de megacorporaciones en las que no prima el arte ni la libertad de los usuarios, si no el afán de lucro salvaje y voraz, en una época de vértigo, en la que ya no hay tiempo para ver, leer y escuchar con atención crítica… Los dispositivos electrónicos han conseguido atomizar aún más a la sociedad.

 
El humor, “la risastencia” como tú misma la nombras, está presente en toda tu obra, no sólo en vídeo si no también en las artes visuales (fotocollages, performances, acciones, etc) Es fantástico reírse y con el arte contemporáneo también, pero me salen muy pocos ejemplos de “risa” en el videoarte. ¿Qué otros referentes manejas en este sentido y por qué crees que el arte es tan serio en el S. XXI?
Ufff, el videoarte me suele aburrir. El arte serio, afectado e incomprensible para el público también. Kiss the Fire, Kiss the Murder, Risas en la oscuridad, Campo de sueños… que son mis videoinstalaciones más bellas, imponentes y solemnes, me angustian y aburren, la verdad. Para sobrevivir, prefiero un chute de Benny Hill, Lunatics, La Bola de cristal, Muchachada Nui, Gitana tú me quieres… y de risastencia popular.
A nivel de currantes del arte gamberro subversivo somos minoría, y como no ganas casi nada, si tienes suerte de que no te ciberlinchen y denuncien, puedes seguir cagándote en todo y descojonándote a tu bola. Milagrosamente existe, además, toda esa cultura popular anónima transgresora, fuera del vomitivo establishment cultural e institucional, que es la que realmente me fascina y anima a seguir. Es un proceso colaborativo reflexivo y humorístico, de justicia poética, de dulce venganza, de liberar las imágenes de sus cadenas, y mostrar como ante tal superávit audiovisual, en la era digital, hemos perdido la soberanía de las imágenes que fluyen mutantes y libres por el ciberespacio y nuestras vidas.
Me flipa el flujo de memerío popular risastente. La sobreinformación, el ruido, la confusión, el ciberchisme, los bulos, las fake news, la conspiranoia y, sobre todo, el ciberdislate, el poder del meme, el fake, lo viral, y la cultura popular.

 

Fotograma de “Kiss the fire”. María Cañas.

 

Volviendo a los orígenes, toda tu práctica artística se lleva a cabo en base al apropiacionismo y la cultura del reciclaje, utilizando el montaje, el conocido como found footage para realizar las obras. ¿Cómo fue la decisión de canalizar tu trabajo a través del collage?
Practico cine de metraje encontrado (found footage) y apropiacionismo (remontaje de imágenes ajenas, uso de material de archivo, reciclado de infinitas procedencias). Me interesa crear significados nuevos reinterpretando lo preexistente mediante estrategias que implican en mi caso la perversión de los códigos (el tremendismo y el humor).
Me siento como una hacker cultural que saquea iconos y genera relatos a contracorriente, conexiones y cortocircuitos entre cosas accesibles a la gente. Hago video-remixes que se introducen en los tópicos y prejuicios para dinamitarlos. Me considero una agitadora cultural, que usa los recursos inagotables de Internet, en pos del cultivo del fuego interior.
Realizo scratch documental, un videoengendro de imágenes robadas, forzadas en yuxtaposiciones nuevas, cómicas y perturbadoras. Salvajismo mediático con el fin de interrumpir la corriente unidireccional de la información, y activar el pensamiento crítico. Oscila entre la deconstrucción y la reconstrucción de los valores y el significado en una cultura bárbara y sobrecargada.
Nada es original. Somos vjs de nuestra realidad.  Todo es un remix.  ¡A resignificar, cabrones!
Creo zappings delirantes por el ojete popular de internet, videoguerrilla, videoterrorismo o terrorismo cultural, agitación de imaginarios, mosco-cojonerismo, cine readymade, vídeo-remezcla política, canibalismo audiovisual, cine sin cámaras, cine sin fin, cinefagia apocalíptica militante, risastencia, videomaquia, cine porcino, cine lowcost, cine experimental periférico, videocollages polisémicos glocales… con los que invito al público, en estos tiempos convulsos, a activar nuestro presente, a agitar y sospechar de las imágenes, para así transformarnos en seres más libres, salvajes y creativos.

 
De hecho, a ti te llaman “La Archivera de Sevilla”. ¿Consideras que hay ya demasiadas imágenes rondando? Sí. ¿Mejor reutilizarlas, darlas un nuevo significado que seguir produciendo?

Sí. Para mí la remezcla política es esencial para encontrar fórmulas de risastencia y ahí seguiré. La esencia de mi trabajo es revivificar y compartir lo que encuentro y me conmueve para activar e inspirar a otros. Ser pirómana de mentes, quitamiedos, quitapenas.
Centro mi producción artística en la apropiación en la resignificación de nuestra memoria e imaginarios, remezclando imágenes que otros han creado previamente, fiel a la línea guerrillera e irónica que he ido desarrollando a lo largo de más de dos décadas de activismo comprometido con la idea de cultura como construcción colectiva. Creamos en los encuentros inspiradores y activadores gracias al apropiacionismo, la multitudinaria creación de imágenes amateurs populares, las pedagogías transgresoras, el archivo como patrimonio y dispositivo de creación cultural y la remezcla política de los ciudadanos conectados. En un juego en el que reír y maquinar a medio camino entre el activismo, la agitación cultural y la acción patafísica performancera. En saquear iconos, generar relatos ”glocales” a contracorriente y en la videoguerrilla que subvierte y revive el archivo on-line infinito y el excedente de imágenes del gran teatro del mundo,  que nos hará sentirnos creativos y vivos a ratos.

Se me ocurre pensar en ti como una cineasta y artista anticapitalista también en este sentido.
Austeridad del reciclaje y reaprovechamiento son algunas de mis máximas vitales.
La Ley mordaza, la censura, nos tienen a muchos asustaditos, cabreadítos. Además, el Estado de Alarma, el control policial y el sin memes no hay paraíso. Nosotros, haciendo memes de los políticos, pero los políticos son los que se ríen de nosotros, ay.
Pienso que no hay nada más revolucionario que el ir completamente por libre, sin casarse con nadie, porque comprometerse ideológicamente significa terminar siendo absorbida por el sistema en alguna de sus múltiples facetas. Los espíritus libres no admiten certezas, ni mandamientos, ni dogmas. La libertad no soporta la santidad, ni las modas, ni el poder dictatorial. Me interesa experimentar la vida desde la contradicción, no desde la convicción. Me parece sospechoso y me hace huir, todo lo que aspira a superioridad moral, todo lo que propone una línea de perfección a seguir, sea una religión, un movimiento artístico o un partido. Prefiero ser librepensadora y creer sencillamente en el arte y en la existencia de la deriva…
Desde mi experiencia de artista, agitadora cultural, que intenta vivir a duras penas de lo que crea y enseña, siento que independientemente del género es todo muy precario, y faltan en numerosas ocasiones buenas prácticas que dignifiquen nuestro trabajo. Además, sigue habiendo un desequilibrio enorme en cantidad y calidad de mujeres profesionales del arte frente a hombres, respecto a quien realiza las grandes exposiciones, trabaja en las televisiones, quien va a los festivales de cine de prestigio y en la igualdad de los honorarios recibidos.
Si has visto la serie Black Mirror o Years and years, es hacia dónde vamos. ¿Te imaginas ese momento en el que tengamos todo nuestro cerebro pasado a la nube? ¿Te imaginas unos locos queriendo evangelizar a robots y yo mientras cañangelizando? Nos sentimos cada vez más controlados, pero, paradójicamente, también más descontrolados. En el fondo, estamos en el “ay, quien maneja mi barca, que a la deriva me lleva”.

 

Maria Cañas_God

 

Por esta sección de Pantalla-Sónica han pasado otras artistas y colectivos como Dostopos, Momu&NoEs, María Ruido o Eli Cortiñas que trabajan también con el reciclaje de imágenes, bebiendo de fuentes muy diversas, pero creo que no les había formulado la pregunta comodín que sí te suelto a ti ahora. ¿Cual es tú opinión sobre los derechos de autor? ¿has tenido algún problema legal con la utilización de imágenes o música?

Practico el apropiacionismo de las imágenes, el “fair-use”, el “Creative Commons”. No creo que tenga sentido en la cultura del meme y de Internet la mercantilización de las imágenes. Vivimos en un magma cultural popular viral de remezcla compartida sin fin, ni dueño. Aunque, bueno sí, dueños económicos el de Fachabuk y cía, pero el capital artístico es del pueblo y para el pueblo.

La cuestión candente en la actualidad es la problemática y reformulación de la propiedad intelectual. En este sentido, la generalización del software libre, el movimiento Copyleft, las licencias libres para la creación o la articulación de dispositivos abiertos de conocimiento en la Red, son elementos esenciales en el medio educativo y artístico digital, y su evolución conformará nuestro tiempo.
Mi santa madre siempre me dice: “Poquito te pasó para lo que te podía haber pasado”. Estoy al margen de la Ley, pero Nuestra Señora La Virgen Terrorista del Archivo me protege. Movidas he tenido como para terminar en el psiquiátrico y con una mano delante y la otra detrás. Mis videomaquias son investigaciones artísticas que homenajean a otros creadores. Compilaciones de obras derivadas, reinterpretaciones, fotomontajes y memes. Son un reconocimiento a la creatividad popular que circula por internet. Su intención es didáctica, paródica y sin fines comerciales, así que por ahí me libro, creo, a ver…
Defendamos la no privatización y la liberalización de nuestra memoria histórica e imaginarios. Seamos activistas comprometidos con la cultura libre y con la idea de cultura como construcción colectiva, como contrahistoria, para practicar una cultura de oposición. ¡Vida eterna al dominio público!  Apostemos por el archivo orgánico de internet como herramienta de desarrollo cultural, y por la necesidad de educar e investigar en el hackeo y reciclaje de nuestros imaginarios. ¡Por un cine sin límites! ¡Otras televisiones son posibles!
Ninguna obra surge de la nada. Toda obra de arte, toda creación artística, toda experiencia creativa, carga sobre su espalda todas las obras que la han precedido. Estamos en un momento cultural (digital) en el que los derechos de autor parecen entrar en colisión con el derecho de acceso a la cultura.
Pero por mucho que la industria cultural se esfuerce por cercar los espacios del común, por impedir el libre ejercicio y disfrute del remezcla es imposible que, de forma efectiva, lo logre. La generosidad internaútica pirata es imparable.

Tú bebes además de todo: fragmentos de cine clásico, videos virales, memes, emisiones de televisión… ¿Descansas la mirada y la cabeza en algún momento?
Poco, poco… Nunca duermo. Me tengo que inducir el sueño con drogas de farmacia, porque mi cerebro está siempre a mil revoluciones maquinando. Cuando estoy con Coví, mi pareja y cuando practico yoga, encuentro algo de descanso.

 
También me pregunto cómo ordenas todas esas imágenes y cuantos discos duros tienes en casa…
Me considero una chocho videns. Internet, nos da alas para convertirnos en recolectores y recicladores.
Ufff, soy ciberdiógenes, tendré ya unos sesenta discos duros, que oscilan entre 500 gigas y 4 teras. Ordeno algo por proyectos y bloques temáticos pero gran parte de mi archivo es del caos y de la magia. Bajo y bajo compulsivamente por la Mula, torrents, youtube, vimeo… y muchos archivos son porno fake, o sorpresas por descubrir. Ya no sé ni lo que tengo acumulado. Necesitaría otra vida para verlo y ordenarlo todo.
Me sirvo de todos los cebaderos de detritus audiovisual que nos rodean. Busco en los archivos públicos que hay en Internet, en las redes P2P, mercadillos, antes en videoclubs, videotecas… Imágenes en Super 8, digitales, procedentes de móviles, de Internet, grabadas en HDV, en color o en blanco y negro…Para mí, no tienen importancia los medios técnicos o formatos (los suelo amalgamar en un mismo trabajo), solo la sustancia poética.
Mi proceso de trabajo comienza con una obsesiva y exhaustiva labor apropiacionista de documentación, rayana a lo patológico. Infinitas lecturas, anotaciones y su archivo. Un extraño y duplicado síndrome de Diógenes (bibliófago y cibernético) que me empuja a reciclar o reinventar la vida. Sigue con mucha reflexión, mil escritos, millones de ideas, preguiones, nuevas conexiones y visiones para crear un imaginario transgresor. Crear un extraño tipo de narraciones (no hago guiones al uso, literarios o técnicos, si no estructuras narrativas abiertas, más surrealistas y poéticas, siempre experimentando. El renovarse o morir es mi lema. Me interesa crear significados nuevos reinterpretando lo preexistente. Son nuevas asociaciones poéticas, estrategias que implican en mi caso la perversión de los códigos (el tremendismo, la parodia y el humor). Al final, realizamos el duro trabajo de postproducción digital. El proceso es como sobreescribir un palimpsesto infinito. Mis etapas creativas se retroalimentan y vuelven a comenzar sucesivamente en un tormentoso bucle infinito (uy, no veas lo que me cuesta cerrar un vídeo definitivamente).
Quizás, mi inseguridad vital y mi bulimia artística me conduzcan a recopilar y remezclar hasta el infinito nuestros imaginarios.

 
Después de todo lo vivido este año María. ¿Cuál es para ti el futuro de las imágenes? y ¿qué papel tiene o debe tener ahora el artista?
El futuro de las imágenes es el ciberbarbarismo, ante tal sobreabundacia no tenemos control.
El papel que tiene el artista en el cambio social es el que él quiera adoptar. Todos somos artistas y hay gente “pá tó”. Mi papel es reivindicar el derecho a la creatividad para la salud mental y el crecimiento personal. Hacer que el arte sea una herramienta de salud social, que aporte las endorfinas necesarias para superar el dolor de la vida y active el pensamiento crítico.
Entiendo el audiovisual como un espacio ilimitado dónde experimentar, cuestionar y transgredir… Como un instrumento de poesía, de sentido libertador, de subversión de la realidad. Expando arte porque necesito un lugar en donde sea lo que no es. Apasionémonos y nutrámonos del archivo del caos de internet que es mágico y anárquico si se busca. Todo trabajo creativo es derivado, y cuando una ley es injusta lo correcto es desobedecer. Creamos en un Internet vivo, no fuera del mundo sino en él, y que no pueda ser utilizado por las distintas policías como sistema de control. Que el fuego camine con todos.

Y una pregunta mucho más liviana para finalizar, ¿qué planes tienes para este verano poscovid?
Vivir y descansar en Sevilla calentita con mis amores.

 
Un beso enorme. Cuídate y gracias por el conversatorio.
Abrazo cañero, gracias, salud y suerte.

 

Imagen de portada: Retrato de María Cañas


Publicado por Natalia Piñuel [Productora cultural desde Playtime Audiovisuales y coordinadora de la plataforma She makes Noise]

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