PANTALLA SÓNICA #47 | Gloria Vilches
Hay tres imágenes que me acompañan los últimos veranos en mis visitas a Barcelona; Mujer con Gato de Lucian Freud, una postal de Anna Karina con unas tijeras abiertas y el Faro de la Isla de Sálvora, las tres forman parte del imaginario de mi amiga Gloria Vilches y la describen maravillosamente. Añadiría también los libros de artista de Joseph Cornell y Marcel Dzama, una gran colección de fanzines y el cartel original de la película musical de Zulueta. Muchas cosas en común y muchos descubrimientos cada vez que hablamos, me considero una privilegiada por conocerla desde hace tantos años. Ella lo explica todo ¡tan bien!! y poder ahora compartir con vosotras gran parte de sus investigaciones, obra y trabajo indispensable desde el Xcèntric del CCCB, un proyecto único dedicado al cine experimental que cumple ahora 20 años.
Hola Gloria, un placer tenerte para este último encuentro en Inquire Magazine del 2021
Hola Natalia! Venga, acepto esa entrevista que llevas años queriéndome hacer!!
Jajajaja, es verdad. A veces resulta mucho más dificil encontrarse entre amigas. Me alegra muchísimo tenerte al otro lado, ¡por fin!, y además en unas fechas tan significativas como el XX aniversario de Xcèntric. Hace unos días que pasaron las actividades especiales en el CCCB por este gran cumpleaños que tú has coordinado (en realidad veo que a día de hoy falta todavía una por celebrar, el 12 de diciembre). Cuéntamos ya con un poquito de distancia, ¿cómo fuiste preparando el programa y cómo ha salido todo? ¿Qué tal también la respuesta del público en estos tiempos todavía pandémicos?
Si algo tenía claro cuando empecé a idear este 20 aniversario de Xcèntric es que quería que fuera un homenaje al cine como experiencia colectiva (especialmente en un momento post-confinamiento, cuando llevábamos meses viendo películas en soledad, en nuestras casas y en la pantalla de nuestros ordenadores), a la supervivencia de la película fotoquímica en plena era digital y al oficio del proyeccionista. Todo ello, más el espíritu festivo que queríamos darle al aniversario, quedó patente ya en la primera sesión, la versión happening de la obra de 1951 Le Film est déjà commencé?, del letrista Maurice Lemaître, una obra colectiva que deconstruye y parodia todos los elementos que componen el ritual de la proyección cinematográfica. De alguna forma, en esta primera sesión poníamos el foco en todos los agentes que participan en cualquiera de nuestras proyecciones: cineastas, distribuidoras, programadorxs, coordinadora, proyeccionista, subtitulador/a, personal de taquillas, limpieza y seguridad, y por supuesto el público. Todos ellos tuvieron un papel muy activo en esta sesión performativa, que se burlaba de los prejuicios hacia el cine experimental y que hizo saltar por los aires todos los elementos del dispositivo cinematográfico tradicional. Llevamos la anarquía total a una sala de cine que construimos en el hall del CCCB (la proyección empezó con mucho retraso, el proyeccionista arrastró la película por el suelo, la hizo picadillo y se negó a proyectarla, se rajó una pantalla, se tiraron bombas fétidas, hubo disparos e incluso el supuesto cineasta fue detenido al final de la sesión). El público se metió tanto en el papel que a punto estuvo la cosa de írsenos completamente de las manos, pero al final todo salió muy bien.
Me imagino a alguien del público despistadísimo con la propuesta y hasta enfadado…
¡Sí! De hecho, varias personas se fueron despotricando. Otras al principio estaban muy descolocadas, pero pronto se dieron cuenta de que se trataba de una performance. Teníamos a varias personas infiltradas entre el público que iban calentando el ambiente y llevando los acontecimientos hacia donde requería el guión.
En las sesiones que siguieron, por un lado, tratamos el tema clave en el cine experimental del arte de la visión (por ejemplo en la película de Stan Brakhage Scenes From Under Childhood o en la conferencia del profesor estadounidense Tom Gunning) y, por otro, el lugar del cine analógico en la era digital (con la película Kodak de Tacita Dean o el documental Cinema Futures). La última sesión situaba en primer término el proyector y la labor del proyeccionista: a la recreación de la mítica performance A Lecture, de Hollis Frampton, siguió la proyección de un conjunto de obras que reflejan los elementos materiales del acto de la proyección, la mayoría de las cuales directamente no son trasladables a un formato digital. Para que te hagas una idea, una de ellas por ejemplo era Projection instructions de Morgan Fisher, una película que va dando instrucciones al proyeccionista (que desenfoque, que quite el sonido, que suba o baje la imagen…), que éste debe interpretar. Es una forma de visibilizar el trabajo generalmente invisible del proyeccionista, que en el caso del cine experimental resulta bastante más complicado que en el cine convencional.
El colofón del evento lo pusieron Valentina Alvarado Matos y Carlos Vásquez Méndez con una performance titulada Echo Chamber, en la que emplearon simultáneamente varios proyectores de 16mm y super8 que proyectaban imágenes sobre pantallas de diferentes tamaños situadas sobre el escenario. Nuestro auditorio se transformó en una sala de espejos en los que los proyectores, que son los que proyectan las imágenes, el aparato que queda detrás, se convertían en el motivo principal de esas mismas imágenes. Esta performance servía como muestra o evidencia de que el cine analógico continúa muy vivo en manos de los artistas contemporáneos.
Quiero mencionar que la programación la ideamos de manera coral entre quienes conformamos el equipo de programación de Xcèntric desde hace tiempo: Gonzalo de Lucas, Celeste Araújo, Oriol Sánchez y Francisco Algarín Navarro de la revista Lumière (en colaboración con Carlos Saldaña). Y me ayudaron con la producción Ona Balló y el estudiante en prácticas James Doorly. ¡Que si no parece que yo lo haga todo en Xcèntric, y no es así!
Queda todavía pendiente la proyección especial de Album, de Boris Lehman, que tendrá lugar este domingo. En esta película, rodada en super8 en Bruselas y alrededores durante el verano de 1974, Lehman se va encontrando con amigos y conocidos a los que filma y por quienes es filmado. En el contexto de este aniversario, una película de estas características nos sirve para celebrar la comunidad del cine experimental que está tan viva ahora mismo en Barcelona. De hecho, en el happening de Lemaître del primer día involucramos a amigos del cine Zumzeig, del laboratorio Crater-Lab, de la Filmoteca, de medios especializados como Lumière o Sombras extravagantes, a cineastas locales… Xcèntric no se sostendría sin toda esta red tan fiel y entusiasta.
Es bonito contar con un público fiel, pero ¿se suman caras nuevas?, ¿notáis que viene gente más joven a descubrir este cine?
Sí, desde luego. El público de Xcèntric es bastante joven en general. Por suerte tenemos programadorxs y colaboradorxs que son a su vez docentes en las distintas universidades de la ciudad o en las escuelas de cine, y eso nos ayuda mucho a movilizar a lxs estudiantes.
La primera proyección de Xcéntric tuvo lugar en 2001, tú todavia no estabas en Barcelona, ¿fuiste consciente de ese arranque de proyecto?, ¿pensabas entonces en ser partícipe del mismo?
Qué va, yo en esa época estaba estudiando Comunicación Audiovisual en la Universidad de Valencia, y no tenía ni idea siquiera de la existencia de algo llamado cine experimental o de artistas, y eso que vengo de una familia muy cinéfila, pero en mi casa veíamos cine clásico sobre todo, y yo iba mucho a la filmoteca y a cines en V.O. y de reestreno, pero no había visto nada fuera de lo que es el cine más convencional. Como mucho había visto en clase algo de cine de vanguardia de los años 20, tipo El hombre de la cámara de Vertov o Berlín sinfonía de una gran ciudad de Ruttman. Bueno, miento: en una ocasión un profesor, Vicente Sánchez-Biosca, que luego sería mi director de tesis, nos puso Wavelength de Michael Snow, y recuerdo salir muy indignada.
Jajajajaja, a mi me pasó también la primera vez que la vi.
He pensado muchas veces en esa reacción primera, que me resulta muy divertida ahora que me dedico en cuerpo y alma a este tipo de cine. Supongo que es una reacción común y comprensible. Y es que cuando descubrimos el cine de vanguardia o experimental, antes hemos consumido muchísimo cine comercial en el cine y la televisión, así que ya tenemos fuertemente conformada, inconscientemente, una idea de lo que se supone que es el cine. Por tanto estas primeras experiencias en las que apreciamos un tratamiento diferente de la imagen, el sonido, el tiempo, etc., las valoramos en relación al cine comercial, como una alternativa a un contexto convencional que ya hemos desarrollado como espectadores, en el que estamos de alguna manera entrenados. Estas películas experimentales nos confrontan por tanto con la necesidad de redefinir una experiencia que pensábamos que entendíamos. Pensamos que sabemos qué es el cine, cómo es una película, y por eso estas otras películas nos descolocan, nos cuesta considerarlas como cine, pensamos que no están bien hechas, se nos hacen largas, tediosas, frustrantes. En este punto se presentan dos caminos: podemos dejar que venza el rechazo y no interesarnos más por este tipo de cine o podemos aprovechar esta oportunidad de llegar a un entendimiento más completo de lo que puede ser realmente la experiencia cinematográfica y su capacidad de producirnos un placer estético, una inspiración creadora y una serie de efectos que el cine convencional es incapaz de generar.
Yo estuve a punto de quedarme en el primer camino, pero algunos años después (debía ser 2007), entré por casualidad en una pequeña exposición en la Fundación Bancaja de Valencia, titulada “That’s not Entertainment. El cine responde al cine”, que era justamente una exposición itinerante del CCCB que celebraba los primeros 5 años de Xcèntric. En ella descubrí las películas de Chantal Akerman, Jonas Mekas, Stan Brakhage, Gustav Deutsch, Matthias Müller… Fue una auténtica revelación. Y coincidió con que, en el museo en el que yo estaba entonces realizando unas prácticas, el IVAM, trajeron durante unos días a… ¡Michael Snow! Participé en un taller con él en petit comité, y vi a su lado varias de sus películas. A partir de ese momento empecé a interesarme profundamente por el cine experimental, descubrí el proyecto de Xcèntric en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y supe que quería trabajar allí.
Las casualidades existen, querida Gloria. Snow fue la señal.
¿Cuándo llegas al CCCB para coodinar este área? ¿qué y a quienes te encuentras allí?
Inicialmente estuve casi un año ocupándome como autónoma de la documentación audiovisual y la coordinación de un proyecto nuevo de Xcèntric, “Del éxtasis al arrebato. 50 años del otro cine español“, un ciclo de cine con proyección internacional y una edición en DVD que pretendía mostrar algunas de las obras más importantes del cine experimental español realizado desde la década de los cincuenta hasta la actualidad, de autores como Iván Zulueta, José Val del Omar, José Antonio Sistiaga o Laida Lertxundi. La directora del departamento audiovisual, Ángela Martínez, la que era entonces directora de Xcèntric, Carolina López, y el comisario del ciclo, Antoni Pinent, me ofrecieron la oportunidad de entrar en el proyecto, y les estaré eternamente agradecida. Pocos meses más tarde se alinearon los astros a mi favor, quedó vacante el puesto de coordinación y ya pasé a formar parte del equipo de manera estable, hasta hoy.
Ese proyecto, sí supone un punto de inflexión a la hora de divulgar todo este “otro cine”, recuerdo la importancia para todas del proyecto y cómo te involucraste en ello.
Más allá de las sesiones habituales de jueves y domingo en el Auditori del CCCB, existe también el Archivo Xcèntric, ¿en qué consiste?, ¿cómo está organizado y qué actividades propias se generan desde allí?
El Archivo Xcèntric es un archivo digital de cine experimental y de artistas, abierto de martes a domingo. Supone un espacio de acceso y visibilidad permanente para este cine que promovemos, una herramienta muy útil para investigadores, cineastas, estudiantes, aficionados e interesados en general, tanto por su catálogo de consulta, que incluye más de mil títulos, como por las actividades que organizamos en su espacio.
El Archivo Xcèntric nació con la exposición que mencionaba más arriba, “That’s Not Entertainment. El cine responde al cine” (CCCB, 2005). Se trató de una práctica solución para incorporar, al final del recorrido expositivo, un espacio en el que los visitantes pudieran consultar con calma y visionar íntegramente algunas de las referencias citadas en la muestra. Cuando se acabó la exposición y sus itinerancias, se decidió oportunamente conservar este archivo y dotarlo de una ubicación permanente en el CCCB.
El catálogo de consulta incluye autores esenciales como Maya Deren, Jonas Mekas, Stan Brakhage o Val del Omar, referentes de las primeras vanguardias europeas como Viking Eggeling, Hans Richter, Walter Ruttmann, René Clair o Man Ray, una buena representación de cine letrista (Guy Debord, Maurice Lemaître), Fluxus y otros movimientos artísticos de la modernidad, un alto porcentaje de mujeres cineastas (Carolee Schneemann, Chantal Akerman, Marie Menken, Naomi Uman, Gunvor Nelson, Věra Chytilová y muchas otras), importantes animadorxs como Suzan Pitt, Norman McLaren, Len Lye u Oskar Fischinger, documentalistas o cine-ensayistas como Harun Farocki, Boris Lehman o Johann Van Der Keuken, cineastas vinculados al found footage o la apropiación como Matthias Müller, Martin Arnold o Peter Tscherkassky, y otros que han empleado el cine para reflejar cuerpos o sexualidades heterodoxos o disidentes, como Hans Scheirl o Stephen Dwoskin, sin olvidar el talento local que representan nombres como David Domingo, Lois Patiño, Andrés Duque o Elena Duque. No solo hay autores clásicos o consagrados, como sería en caso de Jean Vigo, Agnés Varda, Philippe Garrell, Alexander Sokurov, Jean-Luc Godard o Michael Snow, sino que también figuran trabajos de autores contemporáneos como Ben Russell, Jodie Mack o Laida Lertxundi.
En su amplitud, el catálogo ofrece materiales para todos los gustos, intereses y circunstancias: de piezas que duran escasos segundos a otras de 4 o 5 horas, obras clásicas junto a otras mucho menos conocidas, etc. El archivo ofrece también un conjunto de documentales de tipo didáctico como Free Radicals. A History of Experimental Films, de Pip Chodorov, o la pieza de producción propia titulada Fragmentos para una historia del otro cine español, que permiten introducirse en el ámbito del cine experimental a aquellos visitantes poco familiarizados con la materia.
Ahora bien, tenemos detectados algunos ámbitos escasamente cubiertos y algunos autores importantes y representativos en lo que respecta a la historia de Xcèntric (como por ejemplo Kenneth Anger, a quien se dedicó la primera proyección en 2001) de quienes no tenemos obra, cosa que nos gustaría subsanar en el futuro. Paralelamente, nos gustaría romper con la preeminencia de las obras norteamericanas y centroeuropeas, con diferencia las más representadas en nuestro catálogo, y ampliar paulatinamente la oferta de films menos canónicos para contribuir a la reescritura de la historia del cine incluyendo temas, voces y territorios tradicionalmente ignorados.
El archivo tiene una sala de consulta para grupos, en la que organizamos regularmente visitas comentadas para público general, otra zona con varios puntos de consulta y un espacio polivalente en el que hacemos talleres, charlas o presentaciones. Hace pocos días organizamos allí un taller en colaboración con L’Alternativa sobre el uso artístico y expandido del cine doméstico encontrado en super-8 y 16 mm, de la mano de la cineasta Adriana Vila, que también imparte regularmente otros talleres denominados Artefactos cinematográficos, una iniciación al cine analógico que incluye una práctica de cine sin cámara. (Adriana es una de estas colaboradoras que te decía antes que, como también es profesora en ESCAC, nos ayuda mucho a plantar la semillita del experimental en las jóvenes generaciones.) Otro de los talleres que montamos regularmente es el de proyección cinematográfica que imparte el proyeccionista del CCCB, Xavier Massó, en el que se aprende a proyectar en 35 mm y 16 mm.
¿Dirias que es el único archivo ya no solo en España si no a nivel internacional tan completo sobre cine experimental?
No te sabría decir… Por desgracia no puedo viajar tanto como me gustaría para conocer otros proyectos similares en el mundo. Pero no me extrañaría nada, la verdad. En cualquier caso, es un recurso muy valioso para la ciudad. Y ahora también tenemos una vertiente online, Xcèntric Focus: cada mes ponemos en la web una película del archivo presentada en profundidad. Ahora mismo tenemos Badlands de Ben Russell (que vendrá a Xcèntric en enero, por cierto) presentada por Andrés Duque.
¿Qué se pueden compartir ya de cara al Xcèntric 2022?, ¿habrá vida más allá del cumpleaños?
Inauguramos la temporada con un especial dedicado a la obra de dos cineastas muy queridos por Xcèntric, Nathaniel Dorsky y Jerome Hiler. En colaboración con la Filmoteca de Catalunya, hemos organizado un ciclo titulado “Horas iluminadas” que incluye gran parte de sus respectivas filmografías. Las proyecciones se acompañan de una instalación de Nathaniel Dorsky y de la publicación de un libro de Lumière que recoge los inicios cinematográficos y la vida compartida por los dos cineastas.
Este año el Aula Xcèntric tendrá lugar en enero y febrero, en lugar de en noviembre y diciembre como suele ser, porque se solapaba con el 20 aniversario, así que hemos aprovechado para programar una serie de películas directamente relacionadas con el tema del curso: la relación entre antropología y cine experimental. Veremos películas alejadas del cine etnográfico tradicional, de referentes como Trinh T. Minh-ha, Jean Rouch o Chick Strand, con especial atención al cine portugués (António Reis y Margarida Cordeiro, António Campos), que siempre tiene un lugar especial en nuestra programación. Traeremos también a Barcelona a cineastas contemporáneos como Ben Russell, Catarina Alves Costa o Maddi Barber (por cierto que de esta última me hablaste tú por primera vez hace tiempo, gracias!) :) Y dedicaremos una sesión al género del travelogue, característico de los inicios del cine, que resultó fundamental para la consolidación del documental como género y para entender el comienzo del cine etnográfico. La sesión, que se compone de una serie de películas de viaje coloreadas que transportaban a los primeros espectadores a mundos exóticos y pintorescos, supone una aportación más a una línea de investigación que llevamos desarrollando desde hace años, de la mano de nuestro programador Oriol Sánchez, sobre el color en el cine de los orígenes.
En los meses restantes hasta el parón veraniego tendremos sesiones muy diversas entre sí, como es habitual en nuestra programación. Como curiosidad, te puedo hablar de una sesión dedicada al cineasta y vulcanólogo Haroun Tazieff, que filmaba volcanes en erupción en los 50, una sesión que entronca por azares del destino con la actualidad. Algo que me gusta especialmente es que pondremos varias películas, como por ejemplo Nightcleaners (Berwick Street Collective, 1972) o Ali au pays des merveilles (Djouhra Abouda y Alain Bonnamy, 1976), que demuestran que el cine experimental no solo es formalista sino que también existe un cine experimental político, activista, que se sitúa en contra del racismo, el clasismo o el machismo. Otra sesión que me hace especial ilusión es una que estoy preparando con la cineasta Laida Lertxundi, que toca un tema que me interesa especialmente: cómo afecta la maternidad al trabajo de una artista.
Sin contar con los referentes clásicos; Hollis Frampton, Stan Brakhage, Jonas Mekas, Maya Deren… ¿qué cineastas del presente destacarías y te gustan más dentro de estas prácticas?
Desde que la conocí en Xcèntric hace bastantes años, de la mano de estupendos programas de Loïc Díaz Ronda y Gonzalo de Lucas, mi cineasta favorita es la estadounidense Anne Charlotte Robertson. Su monumental Five Years Diary, que cubre un período de 15 años de su vida y tiene una duración de más de 36 horas, me emociona profundamente. En este denso collage en forma de crónica, filmado en super8, Robertson documenta su lucha constante contra la depresión, las crisis nerviosas y el trastorno bipolar que padecía, filma y verbaliza sus sentimientos íntimos, sus miedos y sus vivencias de una forma muy honesta, directa y cruda, aunque no exenta de humor (esto me encanta). Ella murió hace años, pero yo la considero mi amiga.
Es maravillosa y la conocí creo gracias a ti también hace años.
¡Ah, pero veo que me preguntabas por cineastas del presente! Yo es que soy historiadora del cine de formación, no puedo evitar remontarme a otras épocas. Además, en Xcèntric no nos interesamos excesivamente por la actualidad, porque en el CCCB ya se ocupan de ello sobradamente los muchos festivales de cine que acogemos. Preferimos centrarnos en rescatar aquellas obras del pasado que en su momento quizás no recibieron la atención que merecían. Aún así ya en este conversatorio hemos mencionado a Ben Russell, David Domingo o Laida Lertxundi… Y a Maddi, a Valentina y Carlos… Siempre hay espacio en Xcèntric para cineastas en activo, tienes razón. Bueno, en realidad muchos de los cineastas más importantes que programamos siguen en activo, aunque algunos rocen o sobrepasen los 80 (pienso en Boris Lehman o en Nathaniel Dorsky, que hemos mencionado también, en Jean-Claude Rousseau, que nos visitó recientemente). Otro cineasta que me gusta muchísimo, que ha venido a Xcèntric en diversas ocasiones para presentar sus películas, es Robert Beavers.
Tú misma filmas en Super8 videoclips y piezas cortas. ¿A qué crees que responde este “amor” por el analógico y la proyección en pantalla en tiempos de cámaras digitales y plataformas de exhibición online? ¿Es sólo nostalgia o hay algo más…?
En mi caso no hay nada de nostalgia ni fetichismo. Simplemente filmo en super8 porque es la única cámara que poseo (me la regaló en mis veintipocos un novio que tuve, que era fotógrafo), y la única que sé utilizar. Lo digital me aturde, no me aclaro, y me agobia tener tantas opciones. Las restricciones del super8 me ayudan a centrarme de otra manera. La textura de la imagen me encanta, sobre todo ahora que han vuelto a fabricar Ektachrome. Además me tranquiliza saber que tengo mis películas en un cajón, no en un disco duro.
Ahora hay mucha gente filmando en super8, se ha producido como un boom, aunque el problema es el precio desorbitado al que se han puesto los cartuchos. Para muchos, el super8 fue una vía sencilla y económica de hacer cine, pero ahora ya no es así, al precio actual filmar en super8 es un lujo al alcance de pocas personas.
Incluso, ¿hay cooperativas y asociaciones en Barcelona que agrupan estas prácticas propiciando las filmaciones, revelado, proyección, etc? ¡EL CELULOIDE SIGUE VIVO!
El cine analógico sigue muy vivo, sí, solo que se ha desplazado del terreno de la industria al terreno de las artes visuales. En los cines, salvo ciertas excepciones como Xcèntric o las filmotecas, se proyecta ya solo en digital, y los laboratorios han cerrado (esto es lo que muestra la película Kodak de Tacita Dean, una gran defensora del cine analógico). Sin embargo, para la preservación de las películas se sigue optando por el analógico, mucho más estable que los formatos digitales, que en seguida quedan obsoletos. El documental que mencionaba más arriba, Cinema Futures, explica todo esto muy bien. En Barcelona tenemos la suerte de que exista Crater-Lab, un laboratorio de artistas similar a otros como L’Abominable de París o Labor Berlin, que funciona como cooperativa y permite a artistas y cineastas realizar sus trabajos en analógico. Desde Xcèntric hemos colaborado en ocasiones con este colectivo (organizando talleres o trayendo a cineastas internacionales), y en un futuro queremos estrechar lazos mucho más.
A través de la divulgación, clases, etc… Hay un tema que sueles compartir y me interesa mucho que nos cuentes. Háblanos sobre el traslado del cine experimental a las publicaciones, sobre esa otra forma de entender también las imágenes a través del texto, la palabra, los zines…
Últimamente estoy trabajando bastante sobre esta idea del cine en papel, que es algo que siempre me ha interesado; las relaciones entre el medio impreso (libros, cuadernos de notas, collages, postales, fanzines…) y el cine o el medio audiovisual en general, dentro del contexto de la creación artística. Aquí nuevamente aparece Snow: su libro Cover to Cover, compuesto de fotografías en una secuencia narrativa, me parece una absoluta maravilla. El libro tiene una clara cualidad cinemática, Snow dice que es “a quasi-movie”, una “casi-película”. Me interesan mucho este tipo de publicaciones. Pienso también en el cuaderno de Casa de Lava de Pedro Costa, un álbum de recortes en el que fue recopilando ideas e imágenes (dibujos, fotografías, cuadros, postales, recortes de prensa…) que funciona como registro visual de su pensamiento y de su proceso creativo.
Supongo que este interés me viene un poco del hecho de que, cuando estudiaba o cuando empecé a interesarme por el cine, aún no había internet, así que sólo encontrábamos información en libros, revistas y enciclopedias de cine, y durante años lo único que conocíamos de una película, si no teníamos la ocasión de verla en la filmoteca local, eran estas imágenes reproducidas en papel. Pero más que estas imágenes fijas de las películas, lo que realmente me encantaba (y me encanta) es lo que Jonas Mekas denomina frozen film frames, es decir, fotogramas escaneados, preferiblemente más de uno. Lo de escanear y ampliar fotogramas es algo que he hecho mucho cuando filmo en super8, obligada por las circunstancias, porque nunca he tenido proyector propio, sino que me los han ido prestando diferentes personas, y a veces cuando me llegaba la película revelada del laboratorio justamente no tenía proyector, pero sí acceso a un escáner.
Ampliar fotogramas me permite examinar la imagen de forma imposible en una proyección (si detuviera la película en el proyector, la imagen ardería) o contemplando directamente la película (su tamaño real es demasiado pequeño). El escaneado y la ampliación de un fragmento de película permite además ver aquello que el dispositivo cinematográfico absorbe y oculta en la proyección, como la perforación lateral de la película y las anomalías y veladuras que el ojo no capta, o el lugar en el que se tocan dos planos, la frontera entre dos tomas editadas en cámara, donde en ocasiones se producen collages involuntarios e insólitos
El primer proyecto que hice con película escaneada es Sálvora (2015). Hace más de diez años viajé con mi pareja de entonces a la pequeña isla gallega de Sálvora, donde mi tío Julio trabajaba como farero desde hacía casi cuatro décadas, y allí filmé un par de rollos de super8. A la vuelta del viaje, escaneé esas mismas tiras de película para así poder ver las imágenes ampliadas y congeladas. Seleccioné algunos fragmentos buscando generar, por un lado, una mínima narrativa y, por otro, componer rimas entre series de fotogramas a partir de relaciones basadas en los colores, las formas, los materiales y también lo que cada imagen significa para mí en un terreno puramente subjetivo. Para el reverso del desplegable, pedí a mi tío que seleccionara algunas anotaciones de los libros de servicio del faro. Lo hice con ayuda de mi amiga Marta Pina, que tiene una imprenta de tipos móviles en Valencia, Industrias Lentas.
Hace unos años, junto con mi amiga la cineasta y programadora Elena Duque, estuvimos investigando sobre los diferentes sistemas de anotaciones, esquemas o diagramas, similares a las partituras musicales, que han empleado cineastas experimentales, muy especialmente a mediados-finales de los años 60, cuando una serie de cineastas experimentales estructurales como Kubelka, Kren o Sharits centraron su trabajo en la unidad elemental de la película, el fotograma. Esta investigación cristalizó en una exposición que titulamos “Cine en papel”, que se mostró en un museo de Coruña durante el festival (S8).
En esta línea hay una publicación que sacaste junto a Núria Gómez Gabriel en 2016, Cine quieto, ¿qué era este proyecto?
Este fue el segundo proyecto propio que hice vinculado a esto del cine en papel. La idea era dar a conocer una serie de obras experimentales o de artistas, centradas no en los aspectos narrativos de las películas sino en los eminentemente visuales. El primer número que presentamos (y el último), “Flora”, consistió en la publicación de 12 postales extraídas de diferentes películas que presentan de formas muy diversas el motivo de las flores. Había stills de autores locales e internacionales, clásicos y contemporáneos, como Rose Lowder, Nathaniel Dorsky, Val del Omar, Ute Aurand, David Domingo, Claudio Caldini o Stan Brakhage.
Queríamos que fuera una serie, pero esto de la autoedición es muy complicado, especialmente el tema de la distribución, así que no pasamos de esta primera entrega. Pero esta publicación llegó a muchos lugares y formó parte de una exposición fabulosa, “Legible – Visible. Entre el fotograma y la página” (Arts Santa Mónica, 2017). Las postales aparecen incluso en la película Ari y Yonay pasan el rato (2019), de Ariadna Onofri y Yonay Boix.
Además de todo esto que estamos hablando, hay una faceta tuya que me encanta y es la de cantante en grupos como Matrimonio y Flamaradas. ¿Cómo te decides a dar el salto a la música, tocar en directo,…?
Bueno, eso fue una época, una cierta coyuntura azarosa que propició esa incursión musical durante unos años. Yo siempre digo que no tengo ningún talento especial, pero sí que estoy rodeada siempre de gente muy creativa y talentosa, y me dejo liar con facilidad. A veces haciendo coros para grupos de amigos como Dos Gajos, Lorena Álvarez o Ayalga, otras veces rodando videoclips, ilustrando portadas de discos, carteles de conciertos o lo que se tercie. La experiencia de subirme a cantar a un escenario, irme de gira y grabar discos con Matrimonio y Flamaradas fue genial, muy emocionante, pero tuve que dejar de hacerlo hace tres años, cuando fui madre. Ahora me dedico sobre todo a hacer manualidades con mi hija, le dibujo cuentos, canto para ella y sus amigos, que son un público muy exigente, jeje.
Doy fé que son preciosos todos esos dibujos y cuentos con animales para Elsa. No podemos olvidar, hablando de todo un poco ese protagonismo que tenéis las dos en Stop, la peli de David Domingo aka Stanley Sunday, donde hacéis magia.
Bueno, solo es un cameo, pero fue muy divertido. Es lo que te decía: tenemos la suerte de conocer a artistas geniales, como Stanley Sunday, que nos meten en sus berenjenales.
Vamos finalizando ya este conversatorio y si te digo “chicas con tijeras” ¿qué se te viene a la cabeza? ;
Me ha venido a la mente inmediatamente la imagen de Anna Karina con unas tijeras abiertas a cámara en la película Pierrot le Fou de Godard (una postal que me regaló hace siglos mi amiga Sonia y que ha decorado muchas de mis sucesivas casas). Descubrí años más tarde una imagen muy parecida en una de mis películas favoritas, Alicia de Svankmajer, en la que la niña protagonista también sostiene unas tijeras abiertas. También me ha venido a la mente otra imagen de una serie que me obsesiona, La Subversion des Images, de Paul Nougé. Me refiero a Cils coupés, una imagen un tanto desasosegante.
¡Ostras! a mi me vienen todas ellas y Las Margaritas de Věra Chytilová que es una peli que siempre me recuerda a ti <3
Una mujer con unas tijeras me parece en general una imagen bastante poderosa. Las tijeras son una herramienta de costura, algo asociado a lo femenino, a lo doméstico, también a los cuidados, a la reparación, a lo manual, esos saberes denostados pero tan necesarios. En el arte, unas tijeras pueden ser una gran herramienta de creación, dentro de ese contexto DIY que tanto nos gusta. Con unas tijeras y unas revistas se hacen obras alucinantes. Pienso en Hannah Höch, Marianne Brandt, Grete Stern o Carmen Winant, por citar algunas mujeres collagistas. Como objeto, por otro lado, las tijeras me parecen el colmo de la belleza simple, funcional.
Muchas gracias querida Gloria, eres una fuente de inspiración para todas. Felices Fiestas y nos vemos en 2022.
Imagen de portada: Retrato de Gloria Vilches
Publicado por Natalia Piñuel [Productora cultural desde Playtime Audiovisuales y coordinadora de la plataforma she makes noise]