LA MEDICINA NO ES PARA MUJERES
Tengo una amiga de esas con la que no hablo a menudo, de vez en cuando, en realidad nunca. El caso es que hace poco me escribió y cuando le pregunté “¿qué tal?” me contestó que “jodidilla”, resulta que tienen que operarla, parece que tiene endometriosis. “¿Parece?”, le pregunto, pues sí parece, resulta que hasta que no se opera no se sabe, “cosas de que sea una enfermedad de mujeres” me dice. Y así es como empezamos a hablar de endometriosis y me pasó un enlace explicativo que se resume en un “podría ser esto pero en realidad no se sabe”, y así es como se me ocurrió ponerme a investigar y escribir.
No era la primera vez que escuchaba a hablar de ella, no era la primera vez que leía sobre ella, pero lo cierto es que no tenía ni idea de qué era. La mala noticia es que parece que los médicos tampoco.
El cuerpo de las mujeres nunca ha sido preocupación de la medicina, al fin y al cabo, estamos hechas a su imagen y semejanza, cualquier cosa que les afecte a ellos nos afectará igualmente a nosotras. Y si no les afecta a ellos no debe ser tan importante, lo que le pasa a nuestros cuerpos no es de su incumbencia. Y es que la medicina se ha fijado sólo en el cuerpo del hombre, haciendo que a día de hoy se desconozcan multitud de enfermedades que afectan sólo a las mujeres.
De acuerdo con el estudio de la doctora Valls-Llobet, Desigualdades de género en la salud pública, “existe un sesgo inconsciente de que los problemas de hombres y mujeres son similares y que es posible extrapolarlos”, por esta razón muchos estudios de prevención, métodos de diagnóstico y programas de intervención se realizan sólo en hombres. Por lo que los factores de riesgo y los protectores para la salud detectados se extrapolan directamente a las mujeres.
Además, no deja de ser curioso que en atención primaria, el 25% de las mujeres son catalogadas como quejicas, atribuyendo sus males a influencias emocionales y clasificando sus enfermedades como psicosomáticas en un 26% de las ocasiones, frente al 9% de los hombres.
Parece mentira que llevemos tanto tiempo como ellos sobre la faz de la tierra y todavía podamos considerar al cuerpo femenino como ese gran desconocido. Por ejemplo, ¿sabías que lo síntomas del infarto son diferentes en hombres y mujeres? Pues lo son. Los síntomas que todas conocemos son: dolor intenso del brazo izquierdo, sudor frío, mareo, sensación de opresión en el abdomen… En el caso de las mujeres los síntomas son diferentes, ya que no sienten opresión sino fuertes punzadas de dolor, náuseas o dificultad al respirar, por lo que se suele confundir con otros problemas de salud.
Una semana después de la conversación que dio origen a este texto, una amiga me escribió para contarme que a su madre le habían encontrado un tumor en el ovario. Una vez más, los médicos no sabían si era bueno, malo o regular. Una vez más el diagnóstico es vamos a abrir y ver qué pasa, no había manera de saberlo antes. Ya le han operado, le han quitado el ovario afectado, el otro, el útero, los trompas de Falopio. La han vaciado. Como es una señora de unos 60 años, ya no los necesita y más vale prevenir que curar, no fuera a ser que se repitiera el proceso. ¿Os imagináis que a un hombre le quitan los testículos y todos sus complementos sólo por si acaso?
Otra semana después, una amiga me cuenta que lleva un par de semanas de retraso, que se ha hecho el test y que no está embarazada, ronda los 45 así que le pregunto si cree que podría ser… (confieso que me dio apuro, que no dije la palabra, que sólo lo insinué esperando que fuese ella quien la nombrara). Diagnóstico: podría ser, pero no hay manera de saberlo. Tratamiento: esperar a ver qué pasa; repetir el test de embarazo si sigue sin menstruar; seguir esperando.
A mí, en principio, me parece lo normal, ¿qué vas a hacer sino esperar? Es ella la que me dice que si los hombres pasaran por algo parecido habría 20 maneras diferentes de saber si ha empezado o no. Y aquí estoy, incapaz todavía de nombrarla, como si fuera a invocarla aún sabiendo que me quedan unos 20 años para enfrentarme a ella. Menopausia, qué poquito sé de ti, aunque te sepa inevitable.
Resulta que la menopausia es ese momento en que definitivamente dejas de menstruar, tu última regla. Y lo que conocemos como tal, en realidad se llama climaterio y se desarrolla antes y después; la de antes es una etapa muy loca durante la cual no hay manera de saber si este mes te vendrá la regla o no; luego viene la menopausia y luego sigues con tus sofocos y esas cosas durante otro ratito. El climaterio tiene una duración que oscila entre 5 y 15 años. ¿15 años? Definitivamente sí, si un tío tuviese que pasar 15 años sin saber qué está pasando con su cuerpo, ya habrían encontrado la manera de averiguarlo.
¿Os dais cuenta de que en 3 semanas, 3 mujeres diferentes sin ninguna relación entre ellas me han contado una historia médica reproductiva en la que el diagnóstico es parece y el tratamiento es vamos a ver?
¿Por qué los médicos están dando la espalda a la mitad de la población? Sí, he puesto los médicos y no la medicina, o las/os médicas/os, porque son ellos los que no tienen ni idea, son ellos los que han construido esta ciencia ignorando a las mujeres. Pero esto no es algo nuevo, es así como funciona nuestra sociedad, eso es el patriarcado.
Hagamos un repaso a la Historia, tradicionalmente las mujeres se han dedicado a los cuidados y en algunas culturas eran las sanadoras de la tribu. Pero en la antigua Grecia se les prohibió ejercer la medicina; en Roma no, pero luego vincularon su estudio a la religión y tenías que ser monje para ejercerla. Durante la Edad Media se empezó a exigir título universitario para su ejercicio, como las mujeres tenían prohibido el acceso a la universidad, tampoco podían ser médicas. Las que ejercían el oficio de la curación eran consideradas brujas y hechiceras y muchas acabaron en la hoguera. El 11 de enero de 1849, Elizabeth Blackwell se convirtió en la primera mujer en recibir el título de doctora. A pesar de su logro, le aconsejaron dedicarse a la homeopatía y dejar de lado la práctica de la medicina oficial. O sea, que no solo a ellos no les ha interesado nunca qué pasa con nuestro cuerpo, sino que además, no nos han dejado investigarlo por nuestra cuenta.
Es así como llegamos a 2016 y todavía no tenemos ni idea de cómo funcionamos; es así como, a pesar de todos los avances científicos y tecnológicos, las enfermedades que afectan exclusivamente a las mujeres siguen pareciendo; es así como la endometriosis, que afecta al 10% de las mujeres, sigue siendo una enfermedad para la que no existe cura y de la que se desconoce su origen; es así como, la menopausia, que afecta al 100% de las mujeres, al 50% de la población, no tiene un método de diagnóstico. Es así.
PD: Mi amiga con endometriosis pasará por quirófano esta semana, le deseamos que vaya muy bien y una pronta recuperación; como la de la madre de mi amiga, que evoluciona positivamente, el tumor era benigno y en su casa están muy contentas; la menopausia de mi otra amiga era una falsa alarma, mientras yo ponía el punto final a este artículo a ella le venía la regla.
Publicado por Marta Serrano [Intentando cambiar el mundo desde 1986]