ENTRE LÍNEAS #2 | Iria Marañón
Iria Marañón es editora vocacional, lectora voraz y feminista. Además de escribir el blog Libros y otras hierbas con superpoderes, es la responsable de Las comecuentos, bitácora desde la que reflexiona sobre libros, educación, infancia y género acompañada de sus dos hijas. Así que hemos hablado con ella sobre literatura y estereotipos de género, en una conversación que nos llevó de Ana Frank a Siri Hustvedt pasando por Crepúsculo y Momo. Empezamos:
¿Qué te gustaba leer de pequeña?
Las series de Los Cinco, Los Hollister, Los Siete Secretos… Recuerdo que el primer libro que leí fue Los Batautos hacen batautadas de Consuelo Armijo, y luego llegaron los libros de El Barco de Vapor, colección que actualmente mantiene muchos libros de esa época. Leía muchísimo de pequeña, aunque no disfruté de los álbumes ilustrados que ahora encuentras en cualquier librería, no los recuerdo. Sí me acuerdo de los libros de Hans Christian Andersen, de los Hermanos Grimm, pero visualmente no eran tan deslumbrantes como los libros ilustrados actuales.
¿Alguno de estos libros cambió tu concepción de lo que debía ser una chica cuando eras pequeña?
Hubo un libro que me marcó muchísimo, El diario de Ana Frank. Lo leí con 12 años y me impactó porque vi la capacidad que tiene un niño de hacer cosas que puedan trascender. Pero cuando era pequeña no tenía un concepto de mi rol como mujer. Lo he ido desarrollando al hacerme mayor, no era tan consciente de las limitaciones o de lo que puede suponer estar encasillada en un rol determinado.
¿Y cuándo te diste cuenta de ello?
Al empezar la universidad. Estudié filología hispánica y la literatura te abre mucho la mente.
Además había una asignatura optativa sobre el papel de la mujer como escritora en la literatura. Que hubiera una asignatura sobre mujeres que escriben te da que pensar. Es como si te dijeran: aparte de todos los escritores que estás estudiando durante estos años, vamos a impartir una asignatura específica de mujeres porque no están suficientemente representadas en el estudio de la literatura general. Entonces me di cuenta de la invisibilidad de la mujer. Ellas estaban, pero su trabajo no ha trascendido de la misma forma y no se las estudia con la misma profundidad
Es decir, ¿que en esa asignatura se trataba de explicar la falta de presencia de las mujeres en la literatura?
No, en realidad era una profundización en autoras que igual no habían trascendido lo suficiente para que se las estudiase en otras asignaturas, pero se las quería tener en consideración de alguna manera. Estudiábamos desde La vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wollstonecraft, a Carme Riera, o Esther Tusquets… Me impactó mucho que hubiera una asignatura de este tipo, dando a entender que como la mujer escritora no ha pasado a la literatura universal de una forma impactante, había que darle el peso que tiene en una asignatura aparte. En definitiva, en la asignatura se hablaba de lo que supusieron estas escritoras y sus obras para la mujer.
Volviendo a la infancia, ¿crees que lo que leemos a los niños influye en la configuración de su ideario?
La literatura no tiene que ser moralizante. Cuando hay una moraleja explícita, le estás quitando la esencia. Es cierto que los niños a la hora de escuchar los cuentos se tienen que sentir identificados, y con una literatura infantil neutra, se sentirían más identificados con más libros. El problema es que la literatura infantil muchas veces no es neutra, como pasa con la literatura universal. Está muy dirigida. Tú entras en una librería y vas a ver unos libros rosas llenos de purpurina para niñas y unos libros con chicos jugando al futbol dirigidos a los niños, y esa diferenciación en la literatura adulta no la tienes (exceptuando la chick lit). Me parece muy importante que los niños y las niñas sepan que no hay libros para cada género, y que se puedan identificar con personajes masculinos y femeninos, pero eso es posible siempre y cuando no tengamos una cubierta rosa con purpurina, ya que visualmente a un niño no le va a atraer. Es importante elegir unas lecturas que capten la atención de ambos por igual. Seguramente, habrá libros con los que las niñas no se identifiquen nada, porque el rol de la niña en ese libro no es lo que ella piensa que tiene que ser una chica. Si te fijas en los cuentos clásicos, la mayoría de las chicas que aparecen son compañeras del protagonista o tienen el papel de princesa sumisa… Una niña es probable que se identifique con estos roles, pero no sería lo correcto. Lo correcto sería que se identificara con el chico, que es emprendedor, valiente y el que lleva el peso de la trama… Así que sí les influye.
Antes hablábamos de esos álbumes ilustrados tan bonitos que inundan las librerías, creo que son un poco más neutros…
Lo son, no están tan dirigidos a niños o a niñas. Pero hay que tener el mismo cuidado al valorarlos para ver que no hay un sesgo sexista en ellos. Generalmente, no verás una portada rosa fucsia, aunque los hay, y tienen un motivo muy positivo. Por ejemplo, Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa tiene una portada rosa, y a una princesa, pero intenta derribar estereotipos; es moralizante, pero cumple su función. Flora y el flamenco es otro cuento de color rosa, pero su delicadeza hace que pueda ser observado por niños y niñas.
Y a día de hoy, ¿crees que se mantiene la costrumbre de leer cuentos a los niños?
Creo que sí, porque ahora los padres queremos hacerlo todo muy bien y sabemos que una parte de hacer las cosas correctamente es leer a los hijos. Ahora que está muy de moda la paternidad con apego, contamos cuentos a los niños porque creemos que es lo que tenemos que hacer para formar niños creativos, felices y con criterio, y es completamente cierto.
¿Y por qué es tan importante leer a los niños?
Escribí una entrada en mi blog sobre esto:
- Desarrolla y consolida nuestro vínculo afectivo: el lazo invisible que une a las personas se refuerza cuando leemos un cuento a un niño.
- Aumenta su capacidad comunicativa: tendrá un mejor manejo del lenguaje y una mejor competencia lingüística y cognitiva; observará cómo se comunican los personajes y aprenderá cómo se tiene que comunicar él también.
- Desarrolla su imaginación y su creatividad: herramientas indispensables a la hora de tomar decisiones, solucionar conflictos y evolucionar en todos los aspectos.
- Desarrolla la empatía: la inteligencia emocional nos permite entender a otras personas y comprendernos a nosotros mismos. Los cuentos son herramientas imprescindibles para aprender a ponerse en el lugar de otras personas, al profundizar en la personalidad y los intereses de los personajes.
- Amplía las habilidades sociales: aprende a través de los diálogos, las actitudes y los comportamientos de los personajes lo que está bien y lo que está mal.
- Desarrolla la concentración: la lectura les obliga a concentrarse con mayor precisión para enterarse de la historia.
- Aumenta su bagaje cultural: la cultura de las personas es un cúmulo de experiencias vividas y conocimientos adquiridos durante toda su vida; leer cuentos a los niños es un granito de arena para el futuro cultural del niño.
- Desarrolla su aptitud para asumir la diversidad: al ponerse en la piel de otros personajes y vivir y sentir sus circunstancias, van a tener acceso a infinitas experiencias, personalidades, entornos… así va a aprender a aceptar la diversidad y la pluralidad de opiniones, a entender la condición humana y ampliar horizontes.
- Desarrolla la capacidad para pensar por sí mismo: desarrollar teorías propias y no acomodarse en convencionalismos es muy importante a la hora de afrontar las lecturas y la vida.
La lectura tiene muchos beneficios para los niños, tanto si les leen los adultos como si leen ellos solos. En realidad son los mismos beneficios para el adulto.
Claro, pero de pequeño te impresionan más los libros. Los descubrimientos, cómo te transforma un libro cuando eres niño, adolescente… no es igual que cuando eres adulto, cuando pasa menos a menudo, quizás cuando descubres ciertos autores…
Sí. Es que además hay un momento que es complicado encontrar lecturas apropiadas. Yo dejé de leer en la adolescencia. Entre los catorce y los dieciséis, había algunas novelitas que me interesaban pero nada que me enganchara. Y retomé la lectura en la universidad. El cambio de la literatura infantil y juvenil a la adulta es difícil y ahí se pierden muchos lectores. Además, el sistema educativo no ayuda porque te obligan a leer unos libros para los que no estás preparado.
¿Cómo ves el panorama de la literatura infantil y juvenil en España, sobre todo en relación a propuestas que visibilicen otros modelos de género, familia, sexualidad, diversidad…?
Creo que hay un cambio porque en ese sentido se han dado cuenta de que la literatura infantil tiene muchas posibilidades. Por suerte, ahora tenemos mucho donde elegir: la editorial Kalandraka ha publicado una colección que se llama A favor de las niñas. Se editó por primera vez en los años setenta, y son unos álbumes ilustrados escritos por Adela Turín e ilustrados por Nelia Bosnia, en los que se intenta concienciar sobre la discriminación de género. Los libros pretenden que los niños y las niñas reconozcan el sexismo en determinados comportamientos, tanto en el cuento como en la vida. Son unas fábulas con un poder moralizante brutal porque quieren que te formes una opinión y por ello son muy necesarios. La colección tiene títulos como Rosa Caramelo o La historia de los bonobos con gafas.
Para entender la diversidad, me gusta Olga de Dios que ha hecho unos libros llenos de mensajes, como Monstruo Rosa o Pájaro Amarillo, para aprender a aceptar a las personas diferentes. Este tipo de cuentos, que tienen recado, están teniendo mucho éxito, pero además tenemos una literatura no tan abiertamente moralizante que ofrece un texto con un personaje femenino en un rol muy diferente a lo que estamos viendo hasta ahora, el personaje femenino te demuestra que se puede ser niña de muchas formas distintas. Por ejemplo, la editorial Barbara Fiore ha publicado los cómics de Luke Perason, Hilda, que empezó con Hilda y el trol, y ese tipo de lecturas son muy positivas porque normalizan roles distintos de las niñas y de las mujeres. De todas formas, es difícil saber cuándo hay un sesgo sexista porque a veces no aparece hasta que está muy avanzado el libro….
Y a veces costará verlo porque el sexismo está tan integrado en todo…
Sí, cuesta verlo. Lo malo es que a veces tienes que aceptar ciertas cosas, si tuviéramos que medirlo todo con el test de Bechdel, que se usa en el cine, no pasaría casi ningún cuento. De vez en cuando hay que hacer concesiones y dejar que los chicos también hablen y cuenten esas historias universales en las que todos nos podemos reconocer (risas).
Volviendo a los roles, tú que te relacionas con muchos niños y niñas, ¿crees que mantienen esos juegos de príncipes y princesas?
Sí, y eso que tanto mis hijas como los niños con los que se relacionan viven en unos ambientes muy igualitarios, con modelos y referencias muy diferentes, donde trabajan ambos progenitores, los padres se hacen cargo del cuidado de los niños, las madres tienen carreras profesionales de éxito… Pero ellos siguen asumiendo el rosa para las niñas, el azul para los niños, y determinadas profesiones como bombero y policía para los niños, pintora, enfermera y profesora para ellas. Me impacta que sigan teniendo esa concepción inconsciente que no sé de dónde les viene, ¿de dónde han recibido esas referencias? Porque en su casa no las ven, en el colegio lo dudo… ¿En las películas? ¿En los libros?
O en la publicidad, donde se repiten constantemente modelos de género desiguales…
Sí, siguen imperando ciertos modelos… El otro día hablaban en la radio de la violencia de género en adolescentes, del control que ejercen los chicos sobre las chicas, y una de las cosas que decían es que hay ciertos libros, como 50 Sombras de Grey o Crepúsculo que dan una imagen de mujer incorrecta: sometida y a expensas del hombre, lo que se reproduce en un reflejo del amor romántico muy dañino. Yo no estoy en contra del modelo de princesas porque me parezcan cursis, estoy en contra de esos modelos porque dan una imagen equivocada, de que las niñas tienen que estar siempre perfectas y bellas, de que el amor tiene que ser para toda la vida y que solo hay una media naranja que encaje contigo, lo que provoca que algunas mujeres consientan actitudes en una relación y no se animen a dejarla porque crean que es el amor de su vida y no van a encontrar a otra persona igual. Ese tipo de libros y películas, con esos referentes, son los best sellers que los adolescentes y jóvenes devoran, y son muy perjudiciales.
Creo que esta exaltación del amor romántico no existía de forma tan intensa cuando nosotras éramos adolescentes, parece que hubiera una sublimación del amor romántico ayudada por la exposición constante en las redes sociales. Una especialista en violencia de género me comentó hace años que el maltrato estaba aumentando en las nuevas generaciones y éstas lo estaban sufriendo de una forma más constante debido al uso de las nuevas tecnologías…
Están proliferando los modelos negativos de cómo tiene que ser una mujer… Todos los adolescentes y algunos adultos están como locos por Crepúsculo, pero, ¿han profundizado en el personaje femenino? Deja toda su vida por amor a un vampiro e incluso decide convertirse en vampira el resto de su vida… ¿Esto es lo que pretendemos que aprendan los adolescentes de hoy?
El mito del amor romántico hace mucho daño.
Y no solo para las mujeres, también es muy dañino para los hombres, porque tú como mujer ejerces un rol pero él tiene que ejercer otro, tú eres servil y guapa y él tiene que ser fuerte y musculado… Es perjudicial para todos. Y estos modelos adolescentes nacen en ese cuento rosa purpurina sólo para ellas. El maltrato tiene su origen en que desde pequeños, a los niños se les dice que niños y niñas son diferentes (ellas princesas, ellos superhéroes), consumen cosas diferentes (ellas muñecas y cocinitas y ellos coches y construcciones), tienen aficiones distintas (ellas ballet y ellos fútbol), tienen aptitudes distintas y así los vamos dirigiendo, hasta que llega un momento en el que los chicos piensan: “yo soy más fuerte, más ambicioso y más controlador y tú eres más débil, más conformista y más manipulable”.
Volvamos al tema de la identificación con personajes femeninos y masculinos, me parece muy interesante.
El problema reside en que el niño varón no se suele identificar con un personaje femenino, aunque sea una superheroína, pero nosotras nos identificamos con todos los personajes masculinos. Leemos cualquier libro que tenga como protagonista un personaje masculino y nos vemos representadas. Ellos no.
¿Y por qué crees que nosotras sí podemos?
Porque no nos ha quedado otra opción y porque tenemos menos prejuicios a la hora de asumir roles masculinos. O leíamos libros escritos por hombres en los que el personaje principal era un hombre, o una mujer vista desde la perspectiva de un hombre, o no leíamos. Y ahora, ¿qué pasa? ¿Ellos van a identificarse con Kika Superbruja? Sería lo ideal.
Es cierto que cuando leo un libro de un autor, con un personaje masculino, me identifico sin problemas.
Y recuerda en tu infancia, nosotras nos hemos identificado con una gran variedad de personajes masculinos, ¿y ellos, lo han hecho alguna vez? Si hubiera personajes neutros habría libros para todos. Hay que hacer que los niños se identifiquen con cuentos con niñas como protagonistas. Así se trabaja la empatía, porque el sexismo es falta de empatía. Una gran manera de desarrollar la empatía es decirle al niño: ¿tú ves a esta niña en este cuento? Pues va a tomar la iniciativa y correr un montón de aventuras con las que te puedes identificar.
¿Crees que romper los esteorotipos sexistas es más fácil en niños que en niñas?
Creo que es igual, porque los niños tienen su modelo con los superhéroes, intenta quitarle a un niño su disfraz de Spiderman, es igual de difícil que quitarle la corona a mi hija, una lucha. Supongo que es normal que cuando son pequeños refuercen su personalidad y su género con ese tipo de cosas, son fases. Al final, el que asume un modelo como propio es complicado hacerle cambiar. A mis hijas no les ofrezco modelos masculinos con los que identificarse porque abro cualquier cuento, veo cualquier película y hay un modelo masculino. Cualquier cuento no elegido por mí va a tener un niño protagonista, y seguramente tendrá una historia con la que mis hijas se van a identificar, pero yo no tengo que forzarle a ello, y a un niño sí le tienes que forzar.
¿Y cómo ves el libro adulto, crees que este problema de sexismo se traslada a estas obras?
Por supuesto, sigue habiendo más autores que autoras, aunque a la hora de vender, hablando de ficción comercial, que no literatura, venden ambos. En relación con la literatura, Chus Visor hizo unas declaraciones en las que dijo que la poesía femenina no estaba al mismo nivel que la masculina, que no se puede tener en cuenta a las poetas porque por cada Medel había cinco hombres equivalentes. Que eso lo diga el responsable de una de las editoriales más importantes de España, que tenga esos prejuicios… No se trata de rellenar cuotas, sino de que durante siglos la mujer ha sido invisible en el mundo de la literatura, de las artes y en el mundo en general. Las mujeres escriben muy buena poesía, por ejemplo, Raquel Lanseros. Y no sólo en el ámbito artístico, hay que potenciar a las mujeres en todos los campos. Nos estamos empachando de todos los deportes de hombres y las deportistas que ganan campeonatos mundiales no salen en ningún lado, ¿por qué somos tan invisibles? Podemos ha hecho unas listas con una representación mínima de mujeres. Tenemos que evolucionar, no involucionar. Hasta que no esté este tema normalizado, hay que forzar las cosas con cuotas. El día en que la igualdad sea la norma, no serán necesarias, pero ahora, si no ponemos cuotas, esto se inunda de hombres y desaparecemos.
Para acabar, ¿nos recomiendas un par de escritoras?
Me gusta mucho Alice Munro y Siri Hustvedt, El verano sin hombres es un libro increíble, y ¿ves? esa mujer tan brillante va a ser siempre la mujer de Paul Auster.
Lecturas para niñas y niños comecuentos, por Iria Marañón.
Fábulas con una moraleja definida. Este tipo de libros nos muestran una trama diseñada para enseñar a los niños y niñas sesgos sexistas encubiertos y detectar comportamientos que no deben consentir, mostrar la diversidad en la identidad femenina y masculina, o boicotear estereotipos peligrosos:
• La colección A favor de las niñas de Adela Turín y Nelia Bosnia, que fue publicada en la década de los 70 y contiene los libros: Rosa Caramelo, Arturo y Clementina, La historia de los bonobos con gafas y Una feliz catástrofe.
• Billy y el vestido rosa de Anne Fine.
• Ernesto de Lola Casas.
• Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa de Raquel Díaz Reguera.
• La princesa que quería escribir de Beatriz Berrocal.
• La cenicienta que no quería comer perdices, de Nunila López Salamero y Myriam Cameros Sierra.
• Malena Ballena de Davide Cali.
Literatura infantil y juvenil donde se normaliza la diversidad de roles de las niñas, no hay moraleja explícita. Las niñas son protagonistas de la historia y responsables del desenlace de la trama desde una perspectiva no sexista, adoptando un comportamiento alejado de los estereotipos de personajes femeninos.
• Salvaje de Emily Hughes.
• La piscina de Ji Hiyeon Lee.
• Letras robadas de Triunfo Arciniegas.
• Momo de Michael Ende.
• La evolución de Calpurnia Tate de Jacqueline Kelly.
• Matilda de Roald Dahl.
• Cuentos en verso para niños perversos de Roald Dahl.
• Kika Superbruja de Knister.
• Pipi Calzaslargas de Astrid Lindgren.
• Alicia en el País de las Maravillas.
• El diario de Ana Frank.
• XXL Superheroína.
• Hilda, colección de cómics de Luke Pearson.
• Eliza Boom de Emily Gale.
• No soy perfecta de Jimmy Liao.
• El diario violeta de Carlota de Gemma Lienas.
• Caperucita en Manhattan de Carmen Martin Gaite.
• Consejos para niñas pequeñas de Mark Twain.
Libros específicos que nos cuentan la biografía de grandes mujeres de la historia, como los de la editorial Hotel Papel con las vidas de Isadora Duncan, Virginia Woolf, Carmen Martín Gaite, Gloria Fuertes, etc. Anaya tiene los libros Mi primer libro sobre ellas y Mujeres admirables. Ellas hicieron historia, ambos de Marta Rivera de la Cruz.
La mochila violeta: la Diputación de Granada creó una guía de lectura infantil y juvenil no sexista y coeducativa.
Fotografía de portada: Retrato de Iria Marañon con “las comecuentos”.
Publicado por Cristina Lagoma [Antropóloga, investigadora y activista, se alimenta en Fooddity]